De acuerdo con un estudio en conjunto con la Universidad de Liverpool y la Universidad de Pavía, Jesús de Nazaret pudo haber muerto con las manos por encima de la cabeza y no en la tradicional forma de T.
La posición con las manos por encima de la cabeza hace sufrir más al condenado. Esta afirmación hecha por tierra el imaginario cristiano de la crucifixión.
Quien era condenado a la cruz con esta posición podía morir de asfixia.