10 pensamientos depresivos que debes evitar
Hay formas en las que podemos ver el mundo que aumentan el riesgo a ponernos tristes
Tristeza persistente, ansiedad, pesimismo, pérdida de interés en actividades que antes nos parecían agradables…son algunos de los síntomas de la depresión. Un problema de salud mental que, según estudios recientes, se ha disparado durante la pandemia. La revista Journal of Affective Disorders publicó un estudio en donde el 65% de la población ha experimentado un cuadro de ansiedad o depresión tras los confinamientos. Los pensamientos depresivos son cada vez más comunes.
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En el desarrollo de una depresión intervienen muchos factores, algunos más conocidos que otros. Se sabe que existe un factor hereditario, pero aún falta mucha información sobra las bases genéticas de la depresión. Por otro lado, los hábitos también influyen: falta de vitamina D, no dormir las horas suficientes, vida sedentaria y con pocas relaciones sociales o incluso el tipo de profesión que se desempeñe pueden ser relevantes.
Hay ciertos pensamientos y actitudes que también pueden favorecer el desarrollo de algún cuadro depresivo. Son, en general, pensamientos que no aportan y que nos sumergen en un bucle de pesimismo que no ayuda a buscar soluciones prácticas a nuestros problemas o a sentirnos mejor.
Es así que, en una época en la que todos estamos especialmente sensibles, vale la pena pararse y autoexaminarse para descubrir si caemos en alguno de estos pensamientos deprimentes y empezar a evitarlos.
Sobrepensar las cosas
Es la tendencia a extraer conclusiones generales de hechos aislados: “La última cita salió mal, así que seguro que la de mañana será igual“.
Pensamientos de “super humano”
Para considerarnos valiosos, creemos que debemos ser competentes en todo: “Fracaso si no logro ser un padre ideal, un trabajador eficaz, una pareja amorosa y un buen deportista a la vez“.
Pensamientos culpables
Nos atribuimos responsabilidad en sucesos negativos en los que influimos poco: “Mis padres se separaron por mi culpa“.
Aprobación de los demás
Necesitamos de la aprobación de todas las personas que tenemos alrededor: “Mi novio debe gustarle a toda mi familia“.
Pensamientos neuróticos
Creer que es catastrófico que las cosas no vayan como nos gustarían: “No podría resistir que mi novia me dejara“.
Llevar todo a los extremos
Tendencia a clasificar las experiencias en dos categorías opuestas y extremas: “Los buenos amigos son los que siempre están ahí. El resto no vale la pena“.
Poner a los demás por delante de nosotros
También llamado ‘pensamiento abnegado‘, y se da cuando nos preocupamos más por las necesidades ajenas que por las propias: “Sería egoísta gastarme dinero en algo que solo me sirve a mí“.
Pensamientos negativos
Inferir conclusiones negativas, aunque los hechos contradigan nuestras hipótesis: “Mi pareja no me quiere. Me lo dice porque le doy pena, porque le interesa…“.
Pensamientos selectivos
Esto se trata en centrarse en un detalle negativo e ignorar puntos positivos más relevantes: “Me han felicitado por la presentación que hice, pero estaba muy nervioso. Qué desastre“.
Pensamientos de apego
Creer que dependemos de los demás y que lo que pasa en nuestra vida no tiene nada que ver con nosotros: “Todas mis relaciones de pareja han terminado mal: no doy con la buena“.
Si experimentas alguno de estos síntomas, y crees que requieres ayuda, no dudes en acudir a una persona de confianza, o a un especialista. Todo puede mejorar siempre, no lo olvides.
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Autor: I.S. con información de Muy Interesante