Vladimir Putin, presidente Rusia, subió a bordo de un sumergible de tres plazas el martes para inspeccionar los restos de un buque antiguo descubierto recientemente en el Mar Negro frente a la costa de Crimea, la península que Rusia le arrebató a Ucrania el año pasado. Descendió 83 metros para ver los restos del buque mercante bizantino que según él data del siglo IX o X.
En expediciones submarinas anteriores, Putin ha explorado el Golfo de Finlandia y el lago Baikal. Buceó en el estrecho de Kerch, que une el Mar Negro con el Mar de Azov, de donde trajo fragmentos de ánforas griegas antiguas, aunque su vocero reconoció luego que las habían plantado.
Desde el fondo del mar, Putin se comunicó por radio con el primer ministro Dmitry Medvedev, a quien dijo que el mercante debía echar luz sobre el desarrollo de Rusia y mostrar “qué tan profundas son nuestras raíces históricas“. También le dijo que debería haberlo acompañado.
Al salir del sumergible, Vladimir Putin recibió abrazos de Medvedev, así como de su secretario de la presidencia y su ministro de Defensa, parte de la gran comitiva que lo acompañó a Crimea.
Preguntado por un periodista si era prudente gastar dinero en tales emprendimientos cuando la economía rusa se encuentra en recesión, Putin dijo que busca promocionar y atraer donantes a la importante obra que realiza la Sociedad Geográfica Rusa para estudiar “cómo se construyó nuestro estado, incluso en esta región”.