El preferido de una docena de instrumentos viejos y nuevos resultó ser, por un gran margen, uno nuevo. La segunda opción preferida también era uno de los nuevos, según los resultados de un estudio publicado el lunes.
Cinco de los seis violines viejos fueron construidos por la famosa familia Stradivari en los siglos XVII y XVIII. Los Stradivarius y otros violines antiguos italianos se consideran desde hace mucho instrumentos superiores, incluso mágicos, y cuestan 100 veces lo que un violín moderno, dijeron los autores del estudio.
“Me sorprendió que escogí uno nuevo como el mejor”, dijo el violinista estadounidense Giora Schmidt, quien vive en Nueva York. “Al estudiar música, y violín en particular, uno tiene metido en el cerebro que los concertistas de más éxito siempre han tocado instrumentos italianos antiguos”, dijo.
Otro participantes, la solista francesa Solenne Paidassi, dijo que “hay paranoia” sobre los nuevos instrumentos en comparación con el “el glamour de los instrumentos antiguos”.
La idea era tratar de descubrir “los secretos de los Stradivarius” para determinar qué hace tan especiales a sus instrumentos, dijeron los autores del estudio. Los resultados se publicaron en la revista Procedimientos de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
El estudio intenta cuantificar algo que es inherentemente subjetivo y personal: la calidad de un instrumento, dijeron los autores Joseph Curtin, un fabricante de violines de Michigan, y Claudia Fritz, investigadora de acústica musical en la Universidad Pierre y Marie Curie en Francia.
Unos años antes, los dos investigadores realizaron un estudio doble ciego de varios violines en una habitación de hotel de Indianápolis, pero esta vez la prueba fue más controlada y amplia. Los 10 violinistas tocaron los instrumentos en una sala de ensayo y una sala de conciertos en las afueras de París. Incluso tocaron con una orquesta y los resultados de esa prueba serán parte de un estudio futuro.
Se pidió a los 10 violinistas que calificaran los instrumentos por su sonido, facilidad de digitación y otros criterios, y que escogieran uno que les gustara usar en una gira de conciertos.
Incluso Curtin, que fabrica violines para ganarse la vida, dijo que quedó sorprendido por los resultados, y agregó que el estudio se diseñó para eliminar la parcialidad de uno u otro grupo de violines. “Recuerdo que probamos los violines antiguos y los nuevos entre nosotros antes de la prueba y dijimos que a lo mejor los viejos ganaban”, dijo Curtin.
Pero cuando apagaron las luces todo lo que se podía juzgar era el sonido. Algunos de los instrumentos tenían 300 años, otros sólo unos días. La docena de violines tenía un valor total de unos 50 millones de dólares y se tomaron medidas especiales de seguridad debido a los antiguos, dijo Fritz. Después de reducir el grupo a sus favoritos, se preguntó a los violinistas si los instrumentos restantes eran antiguos o nuevos: se equivocaron 33 veces y acertaron 31.
La solista canadiense Susanne Hou ha estado tocado un Guarnieri del Gesu de 260 años de antigüedad y un valor de 6 millones de dólares, y sabe lo que le gusta y lo que no. En un video del experimento de 2012 se la ve tocando algunos de los violines unos pocos segundos, para entonces observarlo en una expresión de aparente disgusto. Pero al igual que los demás participantes, se inclinó por un violín no identificado. Era nuevo. “Cualquier cosa que sea, quisiera comprarlo”, dice en el video.
A Schmidt, que normalmente toca con un instrumento de unos 30.000 dólares, le gustó el mismo violín nuevo, que calificó de extraordinario. “Les dije en broma que en ese mismo momento les daba un cheque”, recordó en una entrevista telefónica. Curtin dijo que los investigadores no revelarán qué instrumentos usaron, para evitar conflictos de interés o que pueda pensarse que es una campaña de mercadotecnia.