Un jefe de la mafia rusa solía recibir prolongadas visitas de una supuesta activista de derechos humanos que según visitaba al capo en su celda par comprobar que todo estuviera en orden. Tras algunas sospechas, guardias decidieron poner una cámara de circuito cerrado en el lugar y esto fue lo que encontraron.
Una investigación está en curso para aclarar responsabilidades.