El Consejo Nacional Electoral (CNE) informó tarde en la madrugada del lunes en su primer boletín, luego del escrutinio del 96,03% de las actas de votación, que la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD) obtuvo 99 escaños de 167. El oficialismo, de momento, suma 46 legisladores.
Faltan por adjudicar 22 escaños, entre ellos los tres representantes de las etnias indígenas.
En alocución presidencial, el presidente Nicolás Maduro reconoció la derrota, elogió el sistema electoral venezolano.
“Nosotros viendo estos resultados, hemos venido con nuestra moral, con nuestra ética a reconocer estos resultdos adversas, aceptarlos y a decirle a nuestra Venezuela ha triunfado la constitución y la democracia. Los aceptamos”, dijo el mandatario en un mensaje a la nación.
Así, los adversarios del presidente Nicolás Maduro rompió el dominio oficialista de más de tres lustros de chavismo en el Congreso, que les permitió aprobar sin obstáculos leyes fundamentales, nombrar miembros en poderes públicos, y avanzar en el propósito de convertir a Venezuela en un estado socialista.
Las calles de Caracas estallaron en gritos de júbilo y fuegos artificiales cuando la Presidente del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, anunció los resultados parciales después de la medianoche.
Líderes de la oposición habían dicho antes que habían ganado. Con su triunfo logró arrebatar la mayoría de los escaños a los aliados del gobierno por primera vez en 17 años y obtuvo el poder para tratar de contener el creciente control del Ejecutivo sobre la vida nacional.
Falta aún por totalizar los votos en nueve de las 87 circunscripciones distribuidas en los 23 estados del país y el Distrito capital, en donde la tendencia aún no es irreversible, dijo Lucena.
La Constitución prevé que se requieren al menos 111 escaños, que representan una “mayoría calificada”, para realizar modificaciones sustanciales en leyes fundamentales y designar miembros de los poderes públicos.
“De estás 20 elecciones las fuerzas revolucionarias, bolivarianas que estamos aquí de pie con nuestra moral intacta, con nuestra alma buena, siempre en todas las circunstancias, hemos sabido con nuestra ética y con nuestros valores ir a reconocer los resultados en todas las circunstancias, resultados favorables, adversos… y siempre hemos confiado en nuestro poder electoral”, dijo el mandatario en un mensaje a la nación.
Aunque cuenta con una poderosa maquinaria que ha sido fundamental en los triunfos logrados en las anteriores elecciones, el oficialismo enfrentaba el difícil reto de superar el costo político que representa una galopante inflación y severos problemas de escasez que han golpeado la popularidad de Maduro, y que se encuentra alrededor de 25%.
El gobierno sostiene que la crisis es consecuencia de dicha “guerra económica” promovida por empresarios y sectores opositores. En los últimos nueve años Venezuela ha registrado una de las mayores tasas inflacionarias de la región a pesar de tener control de precios y cambios desde 2003.
“Es heroico que estemos hoy recogiendo el 42% de los votantes de esta fiesta electoral, luego de lo que se nos ha hecho y de lo que se ha hecho padecer a nuestro pueblo” en materia económica, expresó el mandatario. “Hoy más que nunca falta la unión de los revolucionarios, de los chavistas… de una nueva etapa que se abre”.
Los analistas asocian los problemas de inflación y desabastecimiento al agotamiento del modelo de controles y a un crecimiento del gasto público que ha llevado el dinero circulante en la economía a niveles nunca vistos. Pese a que las autoridades tienen casi un año sin publicar el índice inflacionario, algunos analistas han estimado que al cierre del 2015 la inflación superará los tres dígitos.