Por Andrés Beltramo Álvarez. Corresponsal
Ciudad del Vaticano, 14 Oct (Notimex).- El Vaticano busca dejar atrás la polémica por la filtración de una carta firmada por cardenales que cuestionaron disposiciones del Papa Francisco para el Sínodo de los Obispos, en donde se debatirán los desafíos de la familia.
Refiriéndose por tercer día consecutivo a la misiva, durante una conferencia con periodistas, el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, la calificó de fatídica y advirtió que tuvo mucho más eco del que merece.
Después de que un blog italiano filtrara el lunes pasado una versión del texto y una lista de 13 cardenales que lo habrían firmado, una controversia mediática rodeó el Sínodo, llamado a debatir sobre aspectos polémicos como la situación de los divorciados vueltos a casar y el trato hacia hijos de parejas homosexuales.
En la carta, que fue entregada al Papa Francisco el pasado 5 de octubre, los purpurados manifestaron dudas sobre el método de trabajo del Sínodo, entre otros el Instrumentum laboris (documento de trabajo que incluye los temas delicados) y los integrantes de un comité de redacción de las conclusiones de la asamblea.
La misiva expresaba el temor porque ese sistema permitiese a un pequeño grupo de los 270 padres sinodales que participan, manipular los procedimientos e imponer conclusiones aperturistas que recomienden, entre otras cosas, que se autorice dar la comunión a los divorciados y vueltos a casar.
Un día después, el martes 6 de octubre, Francisco respondió a esas objeciones tomando sorpresivamente la palabra ante el pleno para aclarar que las nuevas reglas las había autorizado él mismo y llamando a todos a evitar las lógicas conspirativas.
La publicación de parte del contenido de la carta una semana después provocó desconcierto y generó que inmediatamente algunos de los supuestos firmantes negaran haberse adherido a ella. Al menos cuatro cardenales se desmarcaron.
En entrevista con Notimex, el arzobispo de Caracas (Venezuela), Jorge Urosa Savino, reconoció haber firmado la carta, pero aclaró que el texto filtrado a la prensa no corresponde al documento que se entregó al Papa.
Aclaró que la iniciativa no pretendía ser polémica ni faltar al respeto al pontífice, y lamentó que por su difusión pública se haya creado una tormenta en un vaso de agua.
Fue una iniciativa honesta, en buena fe, con respeto al santo padre. Era una carta que debía permanecer reservada y los que han fallado son los que la han dado al público. Entonces se generó una tormenta en un vaso de agua, porque le dieron un exagerado valor, precisó.
Insistió que muchos participantes en el Sínodo han expresado su preocupación por el contenido del Instrumentum laboris y manifestaron su deseo de cambiarlo, reelaborarlo para darle un sentido más bíblico y más pastoral.
Asimismo constató que las dudas y las perplejidades de los cardenales quedaron atrás, porque el Papa ya respondió la mañana del 6 de octubre, y ellos decidieron respetar su decisión de mantener el renovado sistema de trabajo en la asamblea.
Este es mi tercer sínodo. En todos los sínodos evidentemente hay discusiones, hay puntos de vista, diferencias, hay sensibilidades tanto teológicas como culturales, pastorales distintas, entonces hay debates. Pero siempre se llega a un consenso y así va a ser en este también, anticipó.
Por otra parte y en entrevistas por separado con Notimex, dos padres sinodales mexicanos minimizaron el impacto que la carta ha tenido dentro de la asamblea episcopal.
El presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Francisco Robles Ortega, reveló que en las sesiones de trabajo nada se habló de esa carta y aseguró que los participantes ni siquiera tuvieron tiempo de comentar el hecho.
Consideró que el ambiente entre los padres sinodales es de mucha libertad y aseguró que desde el primer momento estaban claros los pasos a recorrer en los debates, los cuales se están llevando sin zozobras y sin sobresalto.
Nada de divisiones, eso no se percibe en la asamblea ni tampoco una supuesta voluntad de llevar al Sínodo en una dirección específica, yo percibo la gran diversidad del análisis de la realidad, eso es obvio, hay diferencias pero no esa división, ponderó.
Con él coincidió Carlos Aguiar Retes, arzobispo de Tlalnepantla y ex presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano, quien sostuvo que el ambiente del sínodo ha sido de mucha libertad y al mismo tiempo sereno.
Nadie se inquieta por escuchar cosas. Sabemos que son posiciones propias y a veces explicables por las regiones de donde vienen los padres sinodales.
Algunos tienen sensibilidades mayores hacia algunos desafíos y también ofrecen su posicionamiento, aquello que particularmente cada uno piensa como la vía para resolver los problemas, dijo.
El Sínodo de los Obispos continuará en esta ciudad hasta el próximo 25 de octubre, pero un día antes los participantes votarán punto por punto un documento con recomendaciones que será enviado al Papa Francisco.
Será él quien tendrá la última palabra y decidirá qué hacer con esas sugerencias: si las plasma en un documento pontificio (en forma de exhortación apostólica post-sinodal) o si las usa en alguna otra manera.