El dictamen, que es impulsado por el gobierno del presidente José Mujica, fue aprobado hace dos semanas en la Comisión de Salud Pública pese al rechazo de la oposición, así que ahora sólo resta que sea votado en sesión plenaria. La legalización fue avalada en agosto pasado en la Cámara de Diputados, con 50 votos a favor y 46 en contra, pero para concluir el trámite falta todavía el aval del Senado.
El oficialismo ya da la ley como un hecho, debido a que cuenta con los votos necesarios para aprobarla en una sesión que será seguida por medios de todo el mundo. El gobierno, a través del Frente Amplio, cuenta con 16 de los 30 legisladores que integran este órgano, a quienes se suma el voto de Danilo Astori, quien como vicepresidente del país, encabeza el Senado.
Esta mayoría de votos le bastaría al Ejecutivo para convertir a Uruguay en el primer país del mundo que legaliza por completo la marihuana, una iniciativa que, en México, acaba de comenzar a discutir la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
El presidente Mujica reconoció en una entrevista con el diario brasileño Folha de Sao Paulo que esta decisión tendrá un costo político para su gobierno. “No defiendo la marihuana y quisiera que no existiera, pero vamos a regular un mercado que ya existe, y frente al cual no podemos cerrar los ojos, sobre todo porque la vía represiva contra las drogas fracasó”, afirmó el mandatario uruguayo.
Como la votación mayoritaria a favor es previsible, el gobierno ya recibió incluso ofertas de empresas trasnacionales para cultivar las plantas de cannabis. El secretario de la Junta Nacional de Drogas de Uruguay, Julio Calzada, reconoció que el nuevo sistema entraría en vigor por completo durante el segundo semestre de 2014 porque “da tiempo para cosechar y vender”.
Precisó que la droga costaría un dólar por gramo y cada usuario, que deberá registrarse en un banco de datos que no se hará público, podrá comprar hasta 40 gramos al mes. La legalización avanza pese a que países como Brasil y México ya advirtieron que las decisiones unilaterales de los países no terminarán con el flagelo del narcotráfico.