México, 3 Ene (Notimex).- A través del Servicio de Clima Espacial México científicos del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) monitorean la actividad del Sol y sus impactos en las tecnologías.
El investigador del Departamento de Rayos Cósmicos del instituto, Luis Xavier González Méndez, explicó que las afectaciones de las tormentas solares se dan principalmente en satélites, telecomunicaciones y ductos subterráneos.
Con ese fenómeno, un ducto, que tiene un tiempo de vida de 40 años se puede reducir a la mitad; en cuanto a las telecomunicaciones, se altera la señal de Internet, televisión, telefonía y posicionamiento global. Esas son las verdaderas y más fuertes afectaciones a los seres humanos, subrayó.
González Méndez explicó que el clima espacial es toda la influencia que tienen las emisiones de la actividad del astro en el planeta, que varía conforme las partículas ingresan a la Tierra porque el campo geomagnético y la atmosfera funcionan como un escudo que las desvían o atenúan.
Refirió que el Sol tiene un ciclo promedio de 11 años durante los cuales pasa de máximo a máximo; en ese momento los eventos eruptivos son cotidianos.
Llamamos máximo cuando el número de manchas que tiene en la fotósfera se incrementa y cuando eso ocurre es mayor la posibilidad de que haya explosiones o emisiones en esa estrella luminosa, centro de nuestro sistema planetario, resaltó en un comunicado.
Destacó la importancia de monitorear la actividad solar ya que en ese lapso pueden ocurrir fulguraciones, explosiones o ráfagas y la probabilidad de que ocurran es mayor cuando existen más manchas.
Refirió que entre 1989 y 2003 ocurrieron dos fuertes explosiones en el Sol, la primera provocó un apagón al norte de Quebec, Canadá, que dejó a seis millones de personas sin energía eléctrica por nueve horas.
El segundo caso son las denominadas Tormentas de Halloween, ráfagas que emitieron intensas nubes de plasma, es decir, eyecciones de masa que interrumpieron las telecomunicaciones en Suecia.
A partir de entonces surgieron sistemas de alerta y estudios del clima espacial en el mundo, principalmente en los países desarrollados para conocer con mayor detalle el comportamiento del Sol a medida que se acerca a su periodo máximo y determinar cuándo iniciarán las erupciones solares y cuándo se acercará una tormenta al planeta.
En la UNAM comenzaron con esa tarea en 2014 cuando se creó el Servicio de Clima Espacial México (SCiESMEX) con sede en el Instituto de Geofísica campus Morelia, en 2016 el Laboratorio Nacional de Clima Espacial (LANCE).
En ese mismo año, se inició el proyecto del Repositorio Institucional de Clima Espacial que reúne los datos que captan los equipos que monitorean el clima espacial en tiempo real e incluye información de la red de instrumentos de esta casa de estudios y de observatorios internacionales con acceso público.
La red de instrumentación de clima espacial está constituida por el Observatorio de Centelleo Interplanetario Mexart, en Coeneo, Michoacán; el Observatorio Magnético de Teoloyucan, Estado de México; y el Observatorio de Rayos Cósmicos de la Ciudad de México (Instituto de Geofísica), ubicado en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, entre otros.
El investigador indicó que para Rayos Cósmicos se cuenta con registros históricos a partir de 1990 y han liberado el repositorio de datos a toda institución que lo requiera.
Resaltó que el SCiESMEX está inscrito a la red International Space Environment Service (ISES), que aglutina todos los servicios de clima espacial del mundo.