“Esperamos que se mantenga en rangos menores y la tendencia ha sido (sismos) de 5.0 grados, sin embargo, no se desprecia la posibilidad de un evento mayor” al registrado el jueves, informó hoy la directora de Geología, Angélica Muñoz.
En declaraciones al oficialista Canal 4 de Televisión, Muñoz recordó el sistema de fallas geológicas que cruzan Managua y se extienden a Mateare, a 22 kilómetros al noreste de la capital, provocando una zona de alta sismicidad.
El Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (INETER) extremará la vigilancia en la cadena volcánica en las zonas afectadas porque podrían activarse ante el evento de gran magnitud que sacudió la franja del Pacífico y el Centro de Nicaragua. Muñoz recomendó a la población prudencia y estar atentos a los llamados oficiales.
El decreto de “Alerta Roja”, emitido la madrugada de hoy, se mantiene en vigor para atender la emergencia, que ha dejado una muerte indirecta, dijo el secretario del Sistema de Prevención y Mitigación de Desastres (SINAPRED). Guillermo González.
La serie de réplicas no han cesado desde la tarde del jueves y han oscilado entre 4.0 y 5.0 grados de magnitud en la escala abierta de Richter, máximo diez, “en un proceso de acomodamiento” de las fallas, dijo la especialista. El epicentro del terremoto ocurrió en el Lago de Managua frente a las costas de Mateare y Nagarote, a 22 kilómetros al norte de la capital, y diez kilómetros de profundidad, según los datos oficiales.
El movimiento telúrico afectó a unas 880 viviendas en Mateare, Nagarote, zona muy cercana al epicentro, en la capital, y en las departamentos de Masaya y Carazo, en el litoral del Pacífico. Guillermo González informó que realizarán una evaluación exhaustiva hoy para determinar el grado de daños parciales o totales en las viviendas.
El secretario de la Alcaldía de Managua, Fidel Moreno, informó la evacuación de las familias que habitaban en los edificios en escombros del antiguo centro de la ciudad, devastado por el terremoto de 1972. Aseguro no permitirán que las familias retornen a esos derruidos edificios que representan un peligro para las familias albergadas en refugios temporales.