Un equipo de arqueólogos mexicanos encontró en el Templo Mayor de la Ciudad de México un pasillo subterráneo que al parecer conduce a dos cámaras cerradas en el más reciente esfuerzo por hallar la tumba de un gobernante azteca.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) señaló el lunes que el equipo liderado por el arqueólogo Leonardo López Luján había descubierto un estrecho pasaje de unos 8,4 metros (27 pies) de largo que conduce al centro de una plataforma circular donde se cree que los restos de los gobernantes aztecas eran cremados.
Se cree que los aztecas incineraban los restos de sus líderes durante su gobierno de 1325 a 1521, pero nunca se ha hallado el depósito de las cenizas. Otros expertos dijeron el martes que tal hallazgo en el Templo Mayor de la Ciudad de México sería significativo.
La boca del túnel estaba bloqueada por una roca de 3 toneladas de peso. Cuando los expertos la quitaron en 2013, encontraron un espacio hueco donde había ofrendas rituales. En el fondo del túnel, los arqueólogos hallaron dos entradas cerradas.
Ornamentas de oro y huesos de águilas e infantes fueron encontrados en una caja con ofrendas. Había dos cráneos de niños de entre 5 y 7 años con las primeras tres vértebras, lo que insinúa que podrían haber sido decapitados. También estaban el tipo de cuchillos de piedra que utilizaban en los sacrificios humanos, así como una mano y huesos de dos pies.
Pero un investigador detectó indicios de un pasillo que parecía conducir más profundamente al interior de la plataforma ceremonial conocida como el Cuauhxicalco, donde las narraciones escritas posteriores a la conquista española de 1521 indican que los restos de los gobernantes eran quemados.
El pasillo resultó ser de cerca de 45 centímetros (18 pulgadas) de ancho y 1,5 metros (cinco pies) de altura.
“Una vez que las piedras y el polvo fueron desenterrados, vimos que conducía directamente al corazón del Cuauhxicalco”, declaró López Luján. “Al final (del pasaje) hay lo que parece ser dos entradas antiguas que habían sido selladas con mampostería”.
El pasaje fue rellenado hace unos dos años debido a que se realizaban obras en uno de los puntos de acceso a las ruinas.
Con las obras casi concluidas, López Luján espera comenzar la excavación nuevamente a principios de 2016.
“Obviamente, está incluida la re-exhumación del pasillo e indagar qué existe más allá de esos dos accesos tapiados”, escribió el arqueólogo. “La hipótesis es que habría dos pequeños cuartos con las urnas cinerarias de los gobernantes mexicas, pero, como en ocasiones anteriores, nos podemos equivocar”.
Este sería un lugar lógico para mantener los restos de los gobernantes el Templo Mayor fue el complejo más importante de la capital azteca, conocida como Tenochtitlán_, pero los arqueólogos mexicanos han estado buscando en vano las tumbas durante años.
En 2007, valiéndose de un radar que penetra la superficie, descubrieron cámaras subterráneas que conducían directamente debajo de un enorme monolito de piedra tallado con una representación de Tlaltecuhtli, la diosa azteca de la tierra. En ese momento, López Luján sospechó que la tumba de un emperador podría estar debajo, pero no se encontró nada, pese a la presencia de ricas ofrendas.
Cualquier objeto vinculado a un emperador traería un gran orgullo para México. El país ha buscado infructuosamente recuperar artefactos aztecas como el escudo de plumas de Ahuizotl y el penacho de Moctezuma del Museo Etnológico de Viena.
Pero López Luján es cauto y dice que la presencia de tumbas al final del nuevo pasillo hallado es una simple teoría.
“Lo que estamos especulando es que detrás de esas entradas selladas podría haber dos cámaras pequeñas con los restos incinerados de algunos gobernantes de Tenochtitlán, como Moctezuma I y sus sucesores, Axayácatl y Tízoc, dada la datación relativa de las construcciones que las rodean”, dijo López Luján.
Moctezuma I, el segundo emperador azteca, gobernó desde alrededor de 1440 a 1469. Moctezuma II fue el primer emperador que combatió a Hernán Cortes, y después sucumbió ante él.
El doctor Michael E. Smith, profesor de antropología en la Universidad Estatal de Arizona, quien no estuvo involucrado en la excavación, dijo: “Leonardo conoce la arqueología y la etnohistoria mejor que nadie, y no es de los que utilizan una tribuna o hacen declaraciones fantásticas para atraer publicidad. Por lo tanto, pensaría que su predicción es razonable”.
“La falta de entierros de la realeza en Tenochititlán es un viejo misterio”, recalcó Smith. “Pero a las pruebas nos remitimos. ¿Qué encontrarán cuando la excavación continúe?”
Susan Gillespie, una arqueóloga de la Universidad de Florida quien tampoco se involucró en el proyecto, escribió que el hallazgo “podría resultar bastante significativo”.
“Tenemos imágenes de los documentos del siglo XVI de los cuerpos envueltos de los reyes. Sus restos incinerados deben estar en algún lugar en las cercanías del Templo Mayor, según los documentos, pero uno no puede esperar una gran cámara funeraria, como en el caso de los anteriores gobernantes mayas”, escribió Gillespie.
Algunos líderes mayas, como el gobernante de Palenque, Pakal, fueron enterrados en suntuosas criptas o ataúdes de piedra.
Aunque es poco probable que la tumba sea tan grande como el elaborado sarcófago de piedra de Pakal, en donde se encontraron sus restos, es difícil decir lo que podría encontrarse en un entierro de la realeza azteca.
“No sorprende que esas cenizas aún no se hayan encontrado o identificado”, escribió Gillespie. “Los arqueólogos en realidad no saben qué están buscando”.