Yoani Sánchez, una de las disidentes cubanas más conocida, comenzó su activismo con un blog y ahora tiene casi 600.000 seguidores en Twitter. También está a punto de comenzar un proyecto de noticias digitales. En años recientes, grupos de exiliados en Miami han tratado de ayudar a los cubanos a través de la tecnología enviando computadoras, laptops y dispositivos de memoria para almacenar y compartir información.
Sánchez y otros han pasado dolores de cabeza para decir que no los apoya el gobierno de Estados Unidos. Incluso sin relación alguna, analistas opinan que podría ser dañino el hallazgo de The Associated Press, de que la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) financió la operación y creación de una red de telefonía móvil utilizada por más de 40.000 personas.
“Va a ser mucho más difícil para Yoani Sánchez hacer las cosas que quería hacer”, opinó Andy Gómez, un profesor cubano jubilado de la Universidad de Miami y asesor de la firma legal Poblete Tamargo. “Pienso que el gobierno dirá ‘mira, esto probablemente esté financiado por USAID”’.
Desde el viernes, el renovado escepticismo de disidentes y exiliados ya era aparente en los medios de comunicación de la isla. “Las denuncias del presidente Raúl Castro sobre los intentos desestabilizadores del gobierno de Estados Unidos contra Cuba fueron corroboradas con la revelación de un plan para impulsar a la juventud cubana hacia la contrarrevolución, con participación de una agencia estadounidense”, publicó Prensa Latina.
Ted Henken, profesor en el Baruch College que ayudó a organizar la gira de Sánchez por Estados Unidos el año pasado, opina que la bloguera no se verá afectada en el largo plazo. “Aunque en el corto plazo, complicará su proyecto”, dijo. Las autoridades estadounidenses han defendido al llamado “Twitter cubano“, el cual operó de 2010 a 2012.
La investigación de The Associated Press encontró que el gobierno de Estados Unidos planeó la creación de ZunZuneo, una red de comunicaciones diseñada para socavar el gobierno comunista de la isla, creada usando empresas de fachada constituidas en secreto y financiada a través de transacciones con un banco extranjero. ZunZuneo es una palabra relacionada con el zunzún, el colibrí o zumbador cubano.
El proyecto, que duró dos años y atrajo a decenas de miles de suscriptores, trató de evadir las fuertes restricciones que el gobierno cubano ha impuesto sobre el acceso a internet a través de una plataforma primitiva de medios sociales. En primer lugar, la red ayudaría se volvería popular entre los jóvenes en Cuba; luego el plan era para empujarlos hacia la disidencia.
Sin embargo, sus usuarios nunca supieron que el proyecto fue creado por una agencia de Estados Unidos vinculada al Departamento de Estado, ni que los contratistas estadounidenses estaban reuniendo datos personales sobre ellos con la esperanza de que algún día esa información fuera utilizada con propósitos políticos. Autoridades estadounidenses han dicho que el programa cumple con la misión de USAID, que fue “debatido” por el Congreso y no era una operación secreta que requiriese la aprobación de la Casa Blanca.
El programa debutó poco después del arresto en Cuba en 2009 del contratista estadounidense Alan Gross, quien fue condenado a prisión tras viajar repetidamente a la isla en otra misión clandestina de la USAID para ampliar el acceso a internet mediante el uso de tecnología avanzada.
Cuba tiene una de las tasas de penetración de internet más bajas y muchos cubano-estadounidenses manifestaron su apoyo a ZunZuneo. “Soy de los que piensa que deberíamos hacer eso en Cuba, Corea del Norte o Irán, donde el acceso a las redes sociales no está permitido por el gobierno”, dijo el legislador republicano de Florida, Mario Diaz Balart.