Recibió por la mañana a Randall Stephenson y otros directivos del gigante de las telecomunicaciones AT&T para discutir la creación de empleos en el país.
Trump había dicho en octubre que en caso de ser elegido no aprobaría la fusión, valuada en 85.000 millones de dólares, de AT&T y Time Warner porque conduciría a la “excesiva concentración de poder en manos de pocos”. El acuerdo debe ser aprobado por los reguladores en Washington, pero Stephenson ha expresado confianza en la aprobación a pesar de las objeciones del presidente electo.
Por otra parte, Trump recurrió a Twitter exhortó a la gente a comprar productos L.L. Bean ante llamados a un boicot a la empresa vendedora de ropa y productos para la recreación al aire libre porque un miembro de la familia hizo donaciones a su campaña.
En la víspera, realizó su primera conferencia de prensa desde que ganó las elecciones. Siempre combativo y poco convencional, demostró que la victoria no lo ha cambiado.
En ella aceptó por primera vez que Rusia estuvo detrás de la ciberpiratería a los demócratas que alteró la campaña. Hacia el futuro, exhortó al Congreso a reemplazar rápidamente la ley de atención de salud del presidente Barack Obama e insistió en que México pagará el costo del muro fronterizo.
Con actitud desafiante rechazó los informes de que Rusia poseía información personal y financiera comprometedora para él, fustigó a la prensa por difundir “noticias falsas” y atacó a los gritos a un periodista de CNN, a quien no le permitió hacer preguntas. Sus familiares y asesores presentes lo alentaron y aplaudieron constantemente.
La transición está ensombrecida por informes de inteligencia de que Moscú no solo se entrometió en la elección sino que ayudó a Trump a derrotar a la demócrata Hillary Clinton. Después de rechazar esa idea durante semanas, Trump acabó por aceptar al menos algunas de las conclusiones.
“En cuanto al hackeo, creo que fue Rusia”, dijo, para agregar rápidamente que “otros países y otra gente” también atacan los intereses estadounidenses. Pero no dejó de atacar las agencias de inteligencia, señalando que sería una “enorme mancha” para su trayectoria si los agentes filtraran información confidencial.