DALLAS (AP) Con una carga renovada contra la migración no autorizada, el precandidato presidencial republicano Donald Trump dijo el lunes que Estados Unidos es “un basurero para el resto del mundo” al tiempo que generó furor entre miles de seguidores de su candidatura en Texas y le prometió a los líderes republicanos que apenas comienza.
Pese a solicitudes de los altos mandos del partido para que disminuya el tono de su retórica en un tema tan delicado, el aspirante a la candidatura republicana denunció “a los bebés ancla” aquellos procreados con la finalidad de obtener residencia legal y a los miembros de pandillas entre los inmigrantes que residen sin permiso en Estados Unidos, lo que generó grandes ovaciones de una ruidosa audiencia en el American Airlines Center de Dallas, que ocupó casi tres cuartas partes de la capacidad de 20.000 personas en el inmueble.
“Ustedes están sufriendo”, les dijo Trump a los texanos. “Yo estoy en Nueva York, pero ellos también están en Nueva York. Están en todos lados”.
“Es asqueroso lo que le está pasando a nuestro país”, continuó Trump, al tiempo que exhortó a que haya más inmigración legal.
La provocativa retórica de Trump sobre la inmigración ha definido su campaña desde el comienzo, cuando el magnate de bienes raíces dijo que los inmigrantes mexicanos eran violadores y criminales. El presidente del Comité Nacional Republicano, Reince Priebus, entre otros, le ha solicitado a Trump no realizar declaraciones tan fuertes, a lo que el también ex astro televisivo se ha rehusado.
La estrategia podría funcionar entre los votantes republicanos más conservadores, como los que llenaron la arena de Dallas. Sin embargo, amenaza con afectar la posición del partido entre el creciente número de votantes hispanos en la elección general.
La popularidad de Trump al interior del organismo político ha seguido creciendo y mantiene una sólida delantera en las primeras encuestas.
“Este es un movimiento que está ocurriendo”, declaró al confrontar a sus detractores que piensan que no lleva una campaña seria. “Ahora es el momento de empezar, porque esto va a ocurrir. Les aseguro que no me voy a ir a ningún lado”.
“A menos que gane, para mí habrá sido una pérdida de tiempo”, comentó.
La audiencia del lunes le creyó todo.
Ondearon pequeñas banderas estadounidenses, comieron nachos y tomaron cerveza de 13 dólares mientras interrumpían a Trump constantemente con aplausos.
“A veces se equivoca al hablar, como todo el mundo”, dijo Barbara Tomasino, una bibliotecaria escolar retirada de Plano, Texas, quien llevaba vestido, zapatos y bolso adornados con imágenes del rostro de Trump. “Si es elegido, tal vez deba bajar un poco de tono”.
Pero aun así la multitud lo ovacionó con furor cuando atacó a los inmigrantes no autorizados en el país, a la prensa, a operadores republicanos como Karl Rove y el nivel de energía de sus rivales.
“Tengo mucha energía”, dijo Trump. “Demasiada energía. Al punto de que puede llegar a ser ridículo”.