El Triángulo Rojo, zona compuesta por los municipios de Quecholac, Acatzingo, Tepeaca, Acajete, Tecamachalco y Palmar de Bravo, ha sido epicentro del robo de combustible por parte del crimen organizado.
En información del periódico Excélsior, se han registrado más de 21 mil tomas clandestinas en lo que va de esta administración, siendo las más importantes en el poliducto Minatitlán-México, la cual tiene 592 kilómetros de largo, de los cuales 154 pasan por el estado de Puebla por los municipios antes mencionados, conformando el Triángulo Rojo.
Según información del periódico, en la zona se han presentado 23 enfrentamientos con pobladores: doce con militares, dos con la Policía Federal y ocho con elementos de seguridad de Pemex al momento de intentar cerrar tomas clandestinas, incautar el combustible robado y detener a los responsables.
El Triángulo Rojo se encuentra dominado por el grupo denominado Nueva Sangre Zeta, un grupo que se desprende de los zetas en el año 2013 y que actualmente operan entre Puebla y Veracruz, siendo de los máximos responsables de la violencia en ambos estados.
Según informes de diferentes organismos de inteligencia federales, los recursos obtenidos por el robo de combustible superan los mil 600 millones de pesos mensuales.
Los habitantes del Triángulo Rojo apoyan a los criminales puesto que estos los han convencido de que tienen derecho a quedarse con el contenido de los ductos, ya que pasan por sus tierras.
El día martes se presentó una explosión en la localidad de Progreso de Juárez, caso similar al presentado el pasado 7 de marzo en Acatzingo, poniendo el predicamento la seguridad de los habitantes en la zona por los accidentes generados en las tomas clandestinas.