James Matthew Bradley Jr. era el conductor del tráiler de la muerte: Cuando abrió las puertas del camión y se descubrió la tragedia. Sin embargo, él asegura que no sabía que había personas en la caja de carga y enfrente cadena perpetua o incluso la pena de muerte.
“Los cuerpos estaban inertes sobre el suelo como si fueran carne”, reconoció ante la policía el conductor del camión. En él fueron descubiertos el domingo en Texas decenas de inmigrantes indocumentados al borde de la asfixia. 10 de ellos murieron. Cuatro eran mexicanos.
Los 39 indocumentados -25 de ellos mexicanos- estaban luchando por sobrevivir bajo una temperatura cercana a los 65 grados. Ocho personas habían muerto cuando el conductor paró poco antes en un estacionamiento. Dos más fallecieron en hospitales. Hay 15 personas en estado crítico por daño cerebral por la exposición al calor, falta de oxígeno o deshidratación.
Había cerca de 70 individuos en su interior y con ellos habían completado el grupo que llevaría a San Antonio.
Una oscuridad completa invadió el tráiler cuando los traficantes cerraron las puertas. Ya hacía calor en su interior. Sin comida ni agua las horas transcurrieron lentas, mientras aumentaba la desesperación. Los inmigrantes comenzaron a hacer ruido para llamar la atención del conductor, pero nadie respondió.
“El hombre les dijo que el camión tenía refrigeración y no había nada de qué preocuparse”, detalló la declaración.
El inmigrante recordó que durante la primera hora de viaje todos parecían estar bien. “Pero luego algunas personas comenzaron a tener problemas para respirar y otros se desmayaron.
La gente comenzó a golpear las paredes para alertar al conductor, pero nunca paró”, revela el texto judicial. “Había un hoyo en la pared del camión y los inmigrantes tomaron turnos para respirar por él”.
De pronto el camión frenó y varios de los pasajeros cayeron abruptamente al suelo. Alguien, a quien no identificó, abrió las puertas. En pocos minutos, varios inmigrantes se subieron a seis todoterrenos negros. Los vehículos se fueron inmediatamente.
Los que quedaron atrás siguieron en el camión, pero no está claro cuánto tiempo pasó hasta que el conductor finalmente abrió las puertas.