* La cantante promueve el amor a la tierra, su cultura y tradiciones; grabó Amor sin fronteras para crear conciencia acerca de la migración
Por Claudia Pacheco Ocampo
México, 15 Ene (Notimex).- Hace 48 años todo estaba planeado para que la cantante Tatiana naciera en México, pero sus padres nunca imaginaron que las autoridades aeroportuarias de Filadelfia en Pensilvania no les permitirían tomar el vuelo que los trasladaría al estado de Nuevo León.
Mis papás (Diana Perla Chapa y José Ramón Palacios) se conocieron en Monterrey, poco después se casaron y cuando a mi padre le ofrecieron una beca en una universidad de Estados Unidos, tuvo que viajar a Pensilvania para hacer su maestría y doctorado.
Cuando mi mamá estaba casi al término del embarazo, decidieron regresar a Monterrey para que allá diera a luz, pues de esa ciudad es originaria toda mi familia; sin embargo, debido a lo avanzado de su estado, no la dejaron subir al avión y tuvieron que dar marcha atrás para tramitar que yo naciera en Filadelfia, platicó Tatiana a Notimex.
El 12 de diciembre de 1968, las horas se convirtieron en angustia luego de que los médicos observaron que la intérprete de Peligro en el elevador venía de pie y no boca abajo como es habitual en un parto.
Estoy viva de milagro. Mis padres llegaron a un hospital de emergencias médicas, en donde incluso separan a siamesas. Mi caso fue como de uno en un millón, de verdad fue un milagro que mi madre y yo nos salváramos porque saqué un pie en split y era peligroso, relató.
Tras su nacimiento, sus padres se quedaron a radicar por un tiempo en territorio estadunidense hasta que José Ramón Palacios concluyera sus estudios y al cumplir Tatiana los siete años, se fueron de manera definitiva a Monterrey.
Cuando voy a Estados Unidos y cruzo la frontera, les llama la atención el porqué no me quedo a vivir si soy de allá. Como que se sienten rechazados, pero yo les digo que tengo la doble nacionalidad, que mi familia, mis raíces y toda mi gente es de Monterrey y no quiero dejar a mi país porque estoy muy feliz donde vivo, resaltó.
De México, dijo la llamada Reina de los Niños, le encanta todo: las tradiciones, la gente, la cultura.
Si en algún momento me ofrecieran trabajo fijo en una televisora de Estados Unidos o en la empresa que fuera, vería la manera de ir y venir, pero como siempre son giras o invitaciones especiales, no tengo la necesidad de radicar allá porque aunque soy americana de nacimiento, mi corazón es de este país, soy mexicana al ciento por ciento.
Incluso, adondequiera que vaya, Tatiana lo presume. Les digo que a mucha honra tengo el cabello café, los ojos color café y la piel aperlada.
Tanto es el amor que siento por México que uso bolsas tejidas y bordadas a mano por huicholes, las prefiero a comprar una de miles de dólares y que es igual a la de todas. Adquirir lo hecho en México es mejor porque ayudamos a nuestros artesanos y, además, todo el mundo me lo chulea, que si el zapato o la joyería.
La también actriz, que ha participado en películas como Vacaciones de terror (1991) y Suéltate el pelo (1988) al lado del grupo Hombres G, consideró que en los niños, sobre todo, se debe inculcar el amor por México para que cuando crezcan sientan el mismo orgullo de sus padres como ella lo ha hecho con sus hijos Casandra y Andrik.
Debemos enseñarles a amar nuestra tierra, su pintura, artesanías, arquitectura, música, gastronomía, cultura, danza y vestuario. Somos ricos en todo, no hay necesidad de mirar hacia otro lado, de buscar allá enfrente lo que tenemos aquí, destacó.
Si Tatiana tuviera la oportunidad de ser embajadora de los lugares turísticos, señaló que hablaría de Chetumal, donde hace poco tuvo la oportunidad de cantar con motivo del Día de Reyes.
Me fui cuatro días antes con mis hijos y disfrutamos de Bacalar y Xcalak. Son lugares impresionantes. ¿Para qué gastar miles de dólares y tantas horas en avión para irnos a otros países si aquí está todo lo hermoso?
Conozco el tren de Chihuahua, el Cañón del Sumidero en Chiapas, Cancún, la Riviera Maya, Cozumel, los rápidos de Ciudad Valles. He ido al bungee Cola de Caballo en Santiago, Nuevo León, a la tirolesa de Zacatecas. En fin, México es maravilloso y encantada haría un anuncio para que todos los vivan, señaló.
Debido a su popularidad, la intérprete de éxitos de la música infantil como No me quiero bañar, La patita Lulú y Pelos, por citar algunos, es requerida con frecuencia para cantar en Estados Unidos, situación que espera no cambie al momento en que el empresario Donald Trump asuma la presidencia el próximo 20 de enero.
Si de por sí la situación ahora es complicada, ojalá no se ponga peor con las redadas que él planea hacer. En 2015 bajó muchísimo el trabajo, pues antes de que ganara Trump ya había movimientos de ese tipo y la gente dejaba de asistir a los conciertos ante el temor de que los fueran a deportar si iban a ver a los artistas latinos que se presentaban.
Ahora, más que nunca, debemos unirnos y apoyarnos para probarle a las autoridades estadunidenses que somos mexicanos trabajadores, que somos honrados, que tenemos familia nacida en Estados Unidos y tenemos el derecho a vivir en paz y tranquilamente.
Con el propósito de sensibilizar a las personas acerca de los migrantes en Estados Unidos, el año pasado la regiomontana incursionó en el género ranchero al grabar el tema Amor sin fronteras de la autoría de Alberto Kreimerman, presidente de la Fundación Hermes Music.
“Es una canción que me estremeció desde el primer momento, por muchas razones, desde luego por el tema, por la música, por la historia, por el reto interpretativo y, sobre todo, por el mensaje. Creo que muchas familias se sintieron identificadas, concluyó.