Sri Lanka es un país soberano insular en Asia, en el cual la edad legal para casarse es de 18 años, aunque existe una ley local en la cual las niñas musulmanas menores de esa edad pueden contraer matrimonio.
Shafa, joven musulmana en Sri Lanka fue obligada a casarse a la edad de 15 años en esa localidad.
“Mientras estudiaba para unos exámenes, me enamoré de un chico“, dice con lágrimas corriendo por sus mejillas.
“A mis padres no les gustó y me enviaron a la casa de mi tío. Mientras estudiaba allí, un visitante frecuente les dijo a mis tíos que quería casarse conmigo“.
Shafa, que proviene de una familia musulmana se negó a la petición que había hecho el joven en esos momentos.
Su objetivo era el de contraer matrimonio con el joven que amaba, esto tras terminar su educación secundaria.
A pesar de la negativa y de los argumentos que hizo para que no tuviera la libertad de elegir al hombre con el que contraería matrimonio, sus tíos arreglaron el matrimonio entre ella y el amigo de la familia.
Siempre que existía alguna objeción o negativa por parte de Shafa a la boda, existían agresiones físicas hacia ella.
“Me corté los brazos porque no había otra opción“, cuenta Shafa, levantando las mangas para mostrar las cicatrices. “También tomé algunas píldoras“, añade.
“Mientras estaba en el hospital, sobornaron a los médicos y me llevaron a un hospital privado, y unos días después me obligaron a casarme con ese hombre“.
Shafa tomó la decisión de casarse con este hombre al no encontrar otra opción, aunque él sospechaba que Shafa continuaba con la relación previa al matrimonio.
En la relación hubo maltrato sobre ella, “cuando le dije que estaba embarazada, me levantó y me tiró al suelo. Luego me dijo que solo me quería por una noche, que ya me tenía y no me necesitaba más“, fue en el hospital cuando Shafa se enteró que había perdido a su bebé por la violencia recibida.
Casos como el de Shafa son comunes en esta localidad, algo que aún no atrae la atención de las autoridades internacionales.