El desfile dio comienzo a la que se espera sea una de las mayores celebraciones en la historia del país, un acto que atrae las miradas y sirve al gobierno para mostrarle al mundo y a su población que la dinastía Kim sigue teniendo un firme control del país y su ejército es el de una potencia a tener en cuenta.
La televisora estatal Korean Central TV mostró a soldados marchando el sábado por la tarde para dar comienzo a un desfile que se espera también incluya misiles y vehículos militares.
El desfile podría ofrecer algunas sorpresas para analistas extranjeros, que observarán muy de cerca el armamento mostrado, especialmente la creciente flota norcoreana de aviones no tripulados y misiles de largo alcance.
La lista de invitados parecer ser menos impresionante.
Aunque no había ningún mandatario extranjero presente China, aliada de Pyongyang, envió a un alto cargo del Partido Comunista, no a su jefe de estado ni al viceprimer ministro la capital norcoreana, habitualmente aislada, se ha visto inundada de turistas, medios internacionales y delegaciones que van desde personas de origen coreano que viven en el extranjero a pequeños grupos rusos y mongoles poco conocidos y que estudian el ideario político norcoreano.
Cuando el reloj marcó la medianoche del viernes, Kim comenzó el aniversario presentando sus respetos en las sepulturas de su padre y su abuelo en el Palacio Kumsusan del Sol en Pyongyang, según la agencia oficial de noticias KCNA.
Aunque las autoridades norcoreanas no ofrecieron detalles sobre los planes de los festejos, las imágenes por satélites emitidas de forma abierta han mostrado actividad militar a gran escala en la base aérea de Mirim en Pyongyang, donde se instaló una réplica de la plaza Kim Il Sung. Masas de habitantes de la ciudad llevan semanas saliendo a las plazas para ensayar sus papeles para un desfile con antorchas por la noche.
Para el espectáculo final se ha instalado un escenario en un río que atraviesa el centro de la ciudad para un concierto a última hora en el que actuará el grupo musical más famoso de Corea del norte, la banda femenina Moranbong. Las entradas para extranjeros que quisieran acudir al concierto se vendían por 100 euros (114 dólares) cada una.
El espectáculo promete ser el más elaborado desde que Kim asumió el poder a la muerte de su padre, Kim Jong Il, a finales de 2011, y las imágenes por satélite apuntan a que el desfile podría ser el mayor que ha ofrecido nunca el país.
Se desconoce si el propio Kim hará declaraciones en alguno de los actos de la jornada.
Kim todavía no ha hecho una visita oficial al extranjero, y aunque sus visitas a granjas y fábricas norcoreanas aparecen a diario en los noticieros del país, rara vez habla en actos públicos.
Aunque los desfiles militares habían pasado de moda hasta hace aproximadamente una década, el gobierno norcoreano suele recurrir a aniversarios para movilizar al país en apoyo del ejército o el partido, además de reforzar la supremacía del líder.
Varios miembros del gobierno lideraron el viernes un encuentro masivo en Pyongyang en alabanza del partido y su mandatario.
Los analistas ven las grandes celebraciones de este año como un signo de que Kim intenta reforzar su posición, así como la del partido, en relación al ejército.
Aunque el liderazgo de Kim en ambas instituciones es sólido, el equilibro de poder entre diferentes ramas de gobierno es un asunto delicado en Corea del Norte, y mantener ese equilibrio es clave para mantener el régimen de Kim firme e incontestado.
Corea del Norte mantiene su “política de ejército primero”, que considera necesario para contrarrestar amenazas de Corea del Sur y Estados Unidos, pero las autoridades han hecho hincapié últimamente en el papel que debe jugar el partido para mejorar el nivel de vida de la población, cada vez más consciente de lo atrasados que están respecto a sus adinerados parientes del sur y en China, todo un gigante económico.
En los preparativos para el aniversario de este año se han lanzado grandes proyectos de construcción y desarrollo, presentados con gran fanfarria en los medios estatales.
Entre estos proyectos hay nuevas plantas hidroeléctricas y altos edificios de apartamentos, pero no está claro cuánto de los limitados recursos financieros norcoreanos se ha dedicado a mejorar la vida de la mayoría de sus ciudadanos, que no tiene la fortuna de vivir en la relativamente desarrollada y acomodada capital.