El organismo de defensa de derechos humanos dijo que los ataques siguen pese a la resolución adoptada el 22 de febrero por el Consejo de Seguridad de la ONU, que exige a las partes en conflicto prohibir el uso indiscriminado de bombas de barril y otras armas en áreas pobladas.
Desde la aprobación de la resolución, HRW documentó al menos 85 ataques en zonas controladas por la oposición en Alepo, que incluye ofensivas en contra de dos hospitales claramente marcados como tales, lo que apunta a que esos atentados fueron planeados.
La subdirectora de HRW para Medio Oriente y el Norte de África, Nadim Houry, declaró que mientras el presidente Bashar al-Assad habla de elecciones, para los residentes de Alepo la única campaña que hay es la militar, por lo que urgió a una decidida postura en el Consejo de Seguridad. Es momento de que Rusia y China dejen de bloquear al Consejo de Seguridad y permitan un embargo de armas al gobierno Siria y a otros grupos abusivos, consideró Houry.
El informe asentó que tanto activistas como el gobierno denunciaron que grupos armados también atacan con artillería a las partes de Alepo en poder oficial, a menudo con armas improvisadas que no discriminan entre blancos.
HRW recordó que las bombas de barril (armas improvisadas en un tonel repleto con municiones, lanzadas desde el aire) y otros armamentos altamente explosivo tienden a crear más amplias zonas de destrucción de edificios, comparadas con el fuego de artillería u otro tipo de ataques aéreos.