Tesla, de origen serbio pero nacido en Croacia, fue un pionero en las aplicaciones de la electricidad, la comunicación inalámbrica, la radio y la tecnología de rayos X, en rivalidad con Thomas Edison. Tesla murió en Nueva York en 1943.
Portando cartelones que reclamaban “¡Dejen tranquilo a Tesla!”, los manifestantes bloquearon el tránsito frente al museo, donde la urna con los restos de Tesla ha estado expuesta durante seis décadas. Los manifestantes, entre ellos muchos científicos, quieren que las cenizas se queden en donde están.
“Tesla no es un santo para ser enterrado en una iglesia. Era científico”, dijo Boro Sikimic, un pensionista.
“Tesla no nos pertenece solamente a nosotros sino a todo el mundo”, terció Ana Jovanovic, historiadora del arte.
Serbia y Croacia han reclamado la paternidad de Tesla, aunque el científico pasó la mayor parte de su vida en Estados Unidos. De acuerdo con los deseos de Tesla, sus pertenencias, documentos y urna fueron trasladados de Nueva York a Belgrado en 1951 para ser expuestos en un nuevo museo en homenaje a su obra.
Las autoridades eclesiásticas y nacionalistas quieren que sus cenizas sean depositadas en el templo St. Sava, en Belgrado y enterradas y que no sean exhibidas. Han insistido en que los restos deben ser enterrados con honores nacionales.
Los organizadores dijeron durante la protesta que cuestionarán ante la justicia todo intento de trasladar la urna.
“Tenemos un mensaje para los políticos: ¡Tengan cuidado con lo que hacen!”, afirmó a la multitud el físico Milovan Suvakov.