Uno de los elementos que había alimentado el rumor sobre la salud de Daniel Ortega, fue la cancelación de la visita a Managua del presidente ecuatoriano, Rafael Correa, la semana pasada, sin que hubiese explicaciones sobre las razones.
La vocera del gobierno y esposa de Ortega, Rosario Murillo, anunció que el mandatario presidiría el acto conmemorativo del levantamiento insurreccional de la comunidad indígena de Monimbó el 26 de febrero de 1978, en la cual cayó en combate su hermano Camilo Ortega. Sin embargo, el acto no se realizó y el presidente no viajó a la comunidad que lo esperaba.
“Que Daniel Ortega no aparezca en público desde hace diez días no es raro, así manejan sus asuntos bajo secretismo, pero que la Rosario (Murillo) no se refiera al tema (de su salud), sobre todo cuando se han suspendido actos públicos como lo (de la visita) de Correa, da qué pensar”, dijo el lunes la disidente sandinista Dora María Téllez.
Murillo, sin hacer alusión a la ausencia y los rumores, había estado informado a través de los medios oficiales que el presidente había tomado diversas decisiones, entre ellas el nombramiento de ministros del área Forestal. Otro elemento que aumentó las especulaciones sobre una supuesta muerte de Daniel Ortega fueron las elecciones regionales del Caribe de Nicaragua, durante las cuales el mandatario no realizó apariciones públicas.
En caso de que Ortega no pudiera asumir sus obligaciones al mando del país, el artículo 149 de la Constitución de Nicaragua establece que la Presidencia de la República la asumiría el líder de la Asamblea Nacional.