Si habré rezado por ese cordobecito fueron las palabras de Jorge Mario Bergoglio cuando Guerrero le mencionó el caso de su hijo, Víctor Saldaño, al finalizar la audiencia general del pontífice en la Plaza de San Pedro.
Con ella asistieron al encuentro los abogados Juan Carlos Vega y Esteban Llamosas, acompañados por Andrea Poretti de la Comunidad de San Egidio, movimiento católico empeñado a nivel internacional en la lucha contra la pena capital.
Como madre pedí la intercesión de él ante el gobierno de Estados Unidos solicitando la clemencia, que le perdonen la pena de muerte (a Víctor). Lo hice verbalmente y lo haré por escrito. Admiro la humildad, la sencillez con la cual él se comunica con todos, dijo la madre.
El papa asintió con la cabeza y me dijo: ¡si habré rezado por ese cordobecito!. Se interesó mucho con el tema de la pena de muerte, contó en entrevista con Notimex.
Saldaño, arrestado en el estado de Texas en 1996, fue condenado a muerte seis meses después pero en el año 2000 la Suprema Corte de Estados Unidos anuló la sentencia tras considerar que estaba viciada por discriminación racial.
Desde su primera condena el compatriota del papa, originario de la provincia argentina de Córdoba, se encuentra en el corredor de la muerte. Día tras día espera una ejecución que no llega.
Su abogado, Vera, asegura tener las pruebas con las cuales demostrar la incapacidad psicológica a la cual ha sido sometido tras permanecer por tanto tiempo en esa condición.
El fallo de la Suprema Corte obligó a reponer el primer juicio y este se realizó en 2004, con una nueva sentencia a muerte. Estamos seguros que en el segundo proceso se juzgó a un loco, afirmó Vera refiriéndose al impacto mental de tantos años en el corredor de la muerte.
Desde 1998 el caso es analizado también- por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, con una denuncia de Saldaño contra los Estados Unidos. Actualmente se encuentra en fase de solución amistosa, pero las partes no han llegado a un acuerdo aún.
La petición al Papa parece ser la última alternativa, luego que la Cancillería de Argentina no quiso apoyar una solicitud a la Corte Interamericana para que declare a Estados Unidos responsable de los errores judiciales.
Ahora Lidia Guerrero y sus abogados esperan que la audiencia de Bergoglio con el presidente Barack Obama, previsto para el 27 de marzo, cambie las cosas.
Por lo pronto ella se conmovió hasta las lágrimas cuando habló de su hijo en la cárcel, al cual no ve desde hace más de dos años. Lamentó que se encuentra totalmente dopado, anulado psicológica y físicamente.
La Suprema Corte de Estados Unidos dijo textualmente: debe tener un nuevo juicio o quedar libre. Él ya tuvo otro juicio el cual padece de errores legales gravísimos. Pido que se cumpla la segunda opción. Para mí debe quedar libre, es esa opción y no hay otra, sostuvo.
Estados Unidos reconoce constitucionalmente su obligación de liberar a los prisioneros cuando ellos aceptan que cometieron errores. Después de tantos años de tortura considero que sería justo que a mi hijo se le concediese la libertad, apuntó.