Mitt Romney puso fin el viernes a su intempestivo regreso a la política presidencial al afirmar que sería más conveniente para su partido un candidato surgido de la “próxima generación de líderes republicanos”, con lo que concluyó su nueva postulación tan repentinamente como la comenzó.
Sus asesores dijeron que fue una decisión profundamente personal e incluso dolorosa para el abanderado presidencial republicano de 2012. Romney insistió en que podría ganar las próximas elecciones si fuera el aspirante, pero hizo su anuncio luego que un sondeo de tres semanas reveló considerable resistencia con vistas a una tercera campaña.
“Pienso que uno de nuestra nueva generación de líderes republicanos, alguien que pudiera no ser tan conocido como yo lo soy ahora, alguien cuyo mensaje no ha llegado aún a todo el país, que apenas comienza, pudiera emerger como el mejor candidato para vencer al nominado demócrata”, dijo Romney a sus partidarios en una conferencia telefónica. “De hecho, espero y deseo que sea así”.
La declaración de Romney constituyó tanto un reconocimiento de sus propias limitaciones como un fuerte golpe indirecto al hombre que creó la urgencia detrás del breve cortejo con una tercera búsqueda de la candidatura presidencial republicana.
Ese personaje es Jeb Bush, exgobernador de Florida e hijo y hermano de dos expresidentes, quien ha intensificado sus actividades rumbo a su propia campaña.
Bush y el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, habrían sido los rivales con mayores posibilidades frente a Romney en busca del apoyo de la corriente principal del Partido Republicano, y ambos hombres sintieron un impacto inmediato luego del anuncio. Éste generó un brote de actividad por parte de leales a Romney tanto operadores de campaña como donantes_, que repentinamente quedaron libres para apoyar a otros aspirantes a la Casa Blanca a medida que comienza a tomar forma el grupo de contendientes republicanos con vistas a 2016.
Los colaboradores de Romney insisten en que no hubo algún incidente específico que causara el abrupto anuncio del viernes, el cual tuvo lugar durante una conferencia telefónica matutina con simpatizantes y exmiembros de su personal.