El alcalde Ignazio Marino resaltó el jueves que no busca un rescate para salvar a Roma de la quiebra. Los 320 millones de euros (440 millones de dólares) bloqueados en el Parlamento son fondos de los contribuyentes romanos que debería devolver el gobierno nacional a la ciudad para el 28 de febrero.
Empero, el Parlamento se encuentra empantanado ya que los legisladores de la oposición usan tácticas de procedimiento para protestar por el hecho de que la semana pasada Italia tuvo otro primer ministro que no salió de las urnas.
Los romanos están atrapados en el medio. Marino dijo que si no llegan los fondos, los autobuses municipales no tendrán combustible, cesará la recogida de basura y cerrarán las guarderías y otros servicios. “No puedo soplar a los autobuses para que anden”, dijo Merino.