En una carta dirigida al presidente panameño Juan Carlos Varela, Robert Menéndez dijo que la presencia de Cuba sería contraria no solo al espíritu de documentos como la Carta Interamericana, sino de la propia cumbre, como quedó asentado en la declaración de Quebec en el 2001.
La participación de Cuba socavaría el espíritu y la autoridad de la Cumbre de las Américas como espacio para reafirmar los principios preservados en la Carta de Naciones Unidas, la Carta de la Organización de los Estados Americanos, la Carta Democrática Interamericana y compromisos adoptados en pasadas cumbres, dijo.
La semana pasada la administración del presidente estadounidense, Barack Obama, manifestó su oposición a la presencia de Cuba en la reunión que se realizará en Panamá en abril del 2015, en voz de la secretaria de Estado adjunta para Latinoamérica, Roberta Jacobson.
La funcionaria insistió que este debe ser un foro para naciones democráticas, aunque evitó anticipar cual será la respuesta de su gobierno en caso de que Panamá insista en que Cuba tenga una silla en está edición de la cumbre.
La intención de Varela fue bien recibida en La Habana y hasta ahora el gobierno de Uruguay es uno de los pocos que se han expresado de manera pública a favor de esta idea.
Menéndez dijo que el gobierno de Cuba continúa siendo la dictadura más imprescindible de este hemisferio, habiendo privado al pueblo de Cuba de la democracia por más de medio siglo.
Hasta el día de hoy, el gobierno cubano continúa negando a sus ciudadanos sus derechos políticos y humanos más fundamentales, y tipifica como delito todas las formas de libre expresión, libre asociación, y la disidencia en el país, asentó.
Menéndez externó a Varela su intención de trabajar con su gobierno para fortalecer la cooperación entre ambos países, pero reiteró su grave preocupación de que la invitación a Cuba envíe un mensaje equivocado sobre la consolidación de la democracias en Las Américas.