El rey Guillermo de Holanda reveló en una entrevista con el periódico holandés De Telegraaf, que lleva más de dos décadas pilotando regularmente vuelos para una subsidiaria de la compañía KLM Royal Dutch Airlines (por algo se llama así la aerolínea).
El rey confesó que ha estado en la cabina como copiloto de KLM Cityhopper -operadora de la aerolínea para recorridos cortos- más de 21 años, pero asegura que es su “hobby” y que lo hace de tiempo parcial.
Se refirió a ese trabajo como un “hobby”, realizando dos vuelos mensuales con KLM, los cuales le ayudan a relajarse de sus deberes reales.
Pero ahí no se detiene el monarca holandés, quien ha estado entrenando para volar aviones Boeing 737, que pronto reemplazarán a la flota Fokker 70 de KLM Cityhopper.
Al día de hoy, el rey Guillermo no es el único miembro de la realeza que controla la cabina de un avión, un oficio que también le permite conservar su anonimato, incluso mientras se dirige a los pasajeros, pues tras los atentados de 2001 a las Torres Gemelas de Nueva York se introdujeron nuevas medidas de seguridad que restringieron el acceso de los pasajeros a la cabina del piloto.
“La ventaja es que siempre puedo decir que deseo a todos una cordial bienvenida en nombre del capitán y de la tripulación”, dijo a De Telegraaf.
“Así que no tengo que decir mi nombre. Aunque la mayoría de los pasajeros no lo escuchan de todos modos”.
El príncipe Carlos, heredero del trono británico, también es un piloto calificado, y sus dos hijos, Guillermo y Enrique, pilotaron helicópteros militares en sus carreras: un helicóptero de búsqueda y rescate, y helicópteros Apache en Afganistán, respectivamente.