“Para ser sincero no espero mucho de ese encuentro, eso no solucionará nada”, afirmó Jesús Gutiérrez, un desempleado de 23 años que transitaba por el municipio de Chacao, que ha sido el epicentro de las protestas opositoras que estallaron en febrero pasado.
Gutiérrez basó su escepticismo en las declaraciones de Maduro en las que aseguró que “nunca” iba a negociar los principios socialistas de la Revolución Bolivariana, fundada por el fallecido presidente Hugo Chávez, tras asumir la presidencia en 1999.
Sin embargo, otros creen que la reunión que tendrá lugar en el presidencial Palacio de Miraflores es un logro de Maduro, quien desde hace semanas invita a la oposición a dialogar en el marco de la Conferencia Nacional de Paz que creó en marzo pasado.
“Creo que es un éxito del presidente Maduro el haber logrado que la oposición se sentara a dialogar”, consideró Nancy Oropeza, quien critica los destrozos y las muertes que han causado los actos de vandalismo por parte de grupos opositores de las últimas semanas.
Oropeza, quien se califica como “chavista”, aseveró que la oposición tiene que comprometerse a “respetar la Constitución”, por lo que tendría que esperar hasta el año 2016 para intentar remover a Maduro del poder, mediante un referendo revocatorio.
De igual manera, una joven que se dijo abiertamente opositora, se mostró en contra de dialogar si el gobierno mantiene la “represión” contra la oposición y los estudiantes que iniciaron las protestas el 12 de febrero de este año.
“No puede haber diálogo mientras haya estudiantes presos o no se liberen a los presos políticos”, dijo Alexandra Quintero, estudiante de economía de la pública Universidad Central de Venezuela (UCV), que prácticamente da por perdido el último semestre de clases.
Las protestas han dejado hasta ahora un saldo de 39 muertos, centenares de heridos y más de dos mil detenidos, algo que el gobierno venezolano atribuye a un plan “golpista” de la oposición que buscaría derrocar a Maduro, con apoyo de Estados Unidos.