El rechazo de la medida, que se esperaba, se produjo en los primeros meses de una temporada de campaña en la que la lenta recuperación de la economía (y su impacto en las familias) es una cuestión importante. También fue el más reciente revés de una batería de proyectos de ley este año que los demócratas han diseñado para presentarse como el partido de la justicia económica.
La iniciativa del senador demócrata Tom Harkin habría aumentado gradualmente el mínimo por hora de 7.25 a 10.10 dólares a lo largo de 30 meses y luego proporcionaría aumentos anuales automáticos por inflación. Los demócratas sostienen que si estuviera en pleno efecto para el 2016, impulsaría a una de cada tres familias por encima de la línea de la pobreza federal, un nivel que ese tipo de asalariados no han superado desde 1979.
“Millones de trabajadores estadounidenses estarán observando cómo cada senador vota hoy. Para ellos, es una cuestión de supervivencia”, dijo antes de la votación el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid. “Para los republicanos, este voto demostrará si realmente se preocupan por nuestra economía”, añadió.
Los republicanos, fuertemente en contra de la propuesta demócrata, dicen que sería demasiado costoso para los empleadores y eliminaría puestos de trabajo. Como munición, citan un estudio de febrero de la Oficina de Presupuesto del Congreso que calcula que el aumento a 10.10 dólares podría eliminar unos 500.000 puestos de trabajo, aunque también prevé mayores ingresos para 16,5 millones de personas de bajos ingresos.
La votación se saldó con 54 votos a favor y 42 en contra de permitir que procediera el debate sobre la medida, seis votos menos de los 60 que los demócratas necesitan para prevalecer. El senador Bob Corker fue el único republicano que se opuso a las líneas partidistas al votar “sí”. Reid cambió su voto a “no”, lo que le da el derecho de llamar a una nueva votación sobre la medida. Ningún otro demócrata se opuso al proyecto de ley.