“El superávit de Alemania ha atraído bastante atención política recientemente. Quisiera instar a un debate analítico y sustantivo sobre este tema muy importante”, indicó en rueda de prensa. Un reciente informe del Departamento del Tesoro de Estados Unidos acusa a Alemania de perjudicar la recuperación de la economía europea con su “anémico ritmo de demanda doméstica y dependencia de las exportaciones”.
Entre los indicadores analizados por la Comisión Europea (CE) para detectar desequilibrios macroeconómicos se incluye el techo de 6.0 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) para el superávit de la balanza por cuenta corriente en tres años de media. En sus últimas previsiones, Bruselas estima que el índice en Alemania se situará en 7.0 por ciento del PIB este año, bajará hasta 6.6 por ciento en 2014 y hasta 6.4 por ciento el año siguiente.
Olli Rehn exhortó al país a “crear las condiciones para un aumento sostenible de los salarios” con medidas como la reducción de impuestos y contribuciones a la seguridad social, más inversión en infraestructuras y la liberalización del sector servicios y de las profesiones reguladas. Con ello, el comisario confía que se podría impulsar la demanda interna y mejorar la productividad.
No obstante, Rehn señaló que Alemania “no es el único Estado miembro cuyas políticas tienen efectos secundarios en el resto de la zona del euro”. “En tanto que las dos mayores economías de la zona del euro, Alemania y Francia tienen conjuntamente la llave para un mayor crecimiento y empleo en Europa”, afirmó.
En el caso de Francia, Bruselas considera necesario ir más allá en las reformas laboral, del sistema de pensiones y del entorno empresarial. “Si Alemania y Francia pueden aplicar conjuntamente lo que el Consejo Europeo les ha recomendado, harán un gran servicio a la zona del euro en su conjunto”, sostuvo Rehn.