El presidente cubano Raúl Castro exigió a Estados Unidos levantar las sanciones, entregar el área que ocupa la Base Naval de Guantánamo y otorgar una compensación como parte del camino a una normalización de las relaciones entre ambas naciones que actualmente negocian un relanzamiento de sus nexos diplomáticos.
“El establecimiento de las relaciones diplomáticas es el inicio de un proceso hacia la normalización”, explicó Castro a sus colegas de la región reunidos en la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Sin embargo esta normalización “no será posible mientras exista el bloqueo, no se devuelva el territorio ilegalmente ocupado por la base ilegal de Guantánamo, no cesen las trasmisiones radiales y televisivas violatorias de las normas internacionales, no haya compensación justa a nuestro pueblo por los daños económicos y humanos que ha sufrido”.
“Si estos problemas no se resuelven este acercamiento diplomático entre Cuba y los Estados Unidos no tendría sentido”, agregó el mandatario.
Ambos mandatarios anunciaron el 17 de diciembre su intención de relanzar sus nexos, incluso la apertura de embajadas a mediados de enero, Barack Obama flexibilizó las sanciones para que los estadounidenses pudieran viajar a Cuba, se ampliaron los márgenes del envío de remesas y se permitieron algunas exportaciones, entre otros.
Desde que se hizo el histórico anuncio, el gobierno cubano expresó su simpatía por las medidas de Obama pero insistieron en que estas debían ir acompañadas de un cambio en las sanciones, muchas de las cuales son leyes y solo pueden ser levantadas mediante una intervención del Congreso estadounidense, que las aprobó para presionar un cambio de modelo en la isla.
Otra demanda de Castro tiene que ver con la devolución Base Naval de Guantánamo, una porción de tierra al oriente de la isla a donde Estados Unidos estableció una base en 1903 y que Cuba reclamó por más de medio siglo.
En cuanto al resarcimiento, además de las pérdidas que cada año imprimen las sanciones a la isla –que le impiden vender sus productos en muchos mercados y la obliga a pagar más por importaciones– Cuba presentó un juicio en la década pasada en los tribunales por cientos de millones de dólares en daños humanos y perjuicios por la política de hostilidad.
Por otro lado, el mandatario insistió en su discurso que “no sería ético, justo o aceptable que se pidiera a Cuba nada a cambio”.
Reiteró que Cuba no realizará cambios en su sistema político tal como lo exigió Estados Unidos, que espera tener un vecino con un modelo más cercano al suyo con economía de mercado y pluripartidismo.
Voceros de Washington indicaron que ahora cambiarían “los métodos pero no los objetivos de la política e insisten en actos de injerencia en nuestros asuntos internos que no vamos a aceptar”, expresó Castro el miércoles.
Cuba no reconoce a los disidentes internos como opositores y suele acusarlos de recibir dinero, orientación y entrenamiento por parte de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana con el objetivo de destruir a la revolución.
El mandatario cubano aprovechó la ocasión para ratificar el espíritu de respeto mutuo de las conversaciones de la semana pasada entre la delegación estadounidense y la de su país, pero se cuestionó sobre algunos obstáculos que pesan en torno a este primer paso del relanzamiento de las relaciones diplomáticas.
“¿Cómo explicar el restablecimiento de relaciones diplomáticas sin que se retire a Cuba de la lista de estados patrocinadores del terrorismo internacional? ¿Cuál será en lo adelante la conducta de los diplomáticos estadounidenses en La Habana respecto a la observancia de las normas que establecen las convenciones internacionales?”, se preguntó el mandatario.
Cuba recibió manifestaciones de apoyo de parte de los presidentes de Ecuador, El Salvador, Nicaragua, Venezuela y Brasil hacia la eliminación del bloqueo comercial estadounidense.
“Esa medida coercitiva, sin el amparo del derecho internacional, que afecta el bienestar del pueblo cubano es perjudicial para el desenvolvimiento y debe también ser superada”, expresó Dilma Rouseff.
En su discurso, la mandataria brasileña elogió a Castro y a Obama, de quienes dijo mostraron “coraje y sentido de responsabilidad histórica”.
“Así, se comienza a retirar de escena el último resquicio de la Guerra Fría en nuestra región”, afirmó.
“Los dos jefes de Estado merecen nuestro reconocimiento por la decisión que tomaron benéfica para los cubanos y norteamericanos_, pero, sobre todo, para todo el continente. Merece, igualmente, nuestro reconocimiento el papa Francisco por su importante contribución en este proceso”, añadió.