En las culturas mesoamericanas la muerte se consideraba como la conclusión de una etapa de la vida que se extendía a otro nivel, por lo que era común conservaran cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban el término de ese ciclo.
Con la llegada y conquista de los españoles; como los rituales de los mesoamericanos iban en contra de los mandatos de la religión católica fueron prohibidos, pero en muchos casos y ante la resistencia de los pueblos indígenas por eliminarlos, tuvieron que ser sustituidos por otros.
La coincidencia de la celebración de los muertos por parte de los antiguos pueblos mexicanos y de los españoles, permitió cambios y adaptaciones, siendo una de ellas las calaveritas de azúcar.