Vladimir Putin lo dice con plena seguridad: él no tiene días malos como presidente de Rusia.
Podría parecer una frase motivacional, de no ser porque su explicación poco tiene que ver con política, economía, ejército o cualquier cosa inherente al cargo que ocupa. Es una razón “natural”, según ha dicho: No tiene días malos porque no es mujer.
Putin ha dado esta respuesta en una entrevista para un documental dirigido por el cineasta Oliver Stone. “Yo no soy mujer, así que no tengo días malos.”
No pretendo insultar a nadie; es solo la naturaleza de las cosas. Hay ciertos ciclos naturales”, dijo mientras paseaba por la sala dorada del trono en el Kremlin, según ha adelantado Bloomberg, que ha tenido acceso al documental antes de su estreno.
No es la única declaración polémica que ha hecho Putin durante la filmación. En otro momento de la entrevista, Stone pregunta sobre la discriminación contra los homosexuales y Putin la niega.
El cineasta le plantea entonces una situación hipotética: si se ducharía junto a un gay en un submarino. “Bueno, preferiría no ir a la ducha con él. ¿Para qué provocarlo? Tú sabes, soy maestro de judo”, ha contestado riendo, según Bloomberg.
El documental, en el que Putin aparece conduciendo un auto por Moscú y haciendo ejercicio, fue grabado en febrero y será transmitido la próxima semana en la cadena estadounidense NBC News.
El líder ruso se ha caracterizado por hacer comentarios sin rastro de corrección política en otras ocasiones.
A principios de año, cuando algunos medios estadounidenses publicaron que el entonces candidato a la presidencia Donald Trump frecuentaba prostitutas rusas, Putin declaró que no lo creía: “Aunque (las prostitutas rusas) son las mejores del mundo, sin duda”.
El pasado 8 de marzo, Putin dedicó su mensaje del Día de la Mujer a exaltar la belleza de las mujeres y su papel en el cuidado de los hijos y de los nietos, “sin tomarse ni un día para descansar”.
Un mensaje enviado en un país en el que ha habido protestas ciudadanas por la aprobación de una ley que suavizó los castigos por violencia de género, el mismo país donde cada 40 minutos es asesinada una mujer.