El Servicio de Seguridad dijo que los manifestantes se habían apoderado de unas 1.500 armas, y anunció una operación “antiterrorista” en todo el país para restaurar el orden. En un comunicado, el Servicio dijo que las acciones de “grupos radicales y extremistas” amenazan las vidas de millones de ucranianos.
Después de varias horas de calma relativa, el miércoles por la tarde se reanudaron los choques cuando cientos de policías se congregaron en los extremos de la Plaza de la Independencia, conocida como Maidan, y usaron granadas de aturdimiento y cañones hidrantes para tratar de desplazar a los manifestantes. Miles de activistas armados de bombas incendiarias y rocas se resistieron, defendiendo la plaza que ha sido un bastión y un símbolo para los manifestantes.
La violencia del martes fue la más grave en casi tres meses de protestas contra el gobierno que han paralizado la capital de Ucrania, en una lucha por la identidad de una nación dividida en su lealtad entre Rusia y Occidente. La Unión Europea amenazó sanciones contra los funcionarios ucranianos responsables de la violencia, mientras Moscú acusó a Occidente de desencadenar los enfrentamientos con su apoyo a la oposición.
El presidente francés Francois Hollande dijo que los autores de la violencia “serán sancionados”. En una conferencia de prensa con la canciller alemana Angela Merkel, y en vísperas de una reunión de emergencia de los cancilleres de la Unión Europea para analizar posibles sanciones contra Kiev, Hollande denunció los actos de violencia “incalificables, inadmisibles, intolerables”.
Las sanciones típicamente podrían incluir la prohibición a los funcionarios a viajar al bloque de 28 naciones y congelar allí sus bienes. Las dos medidas contra los poderosos oligarcas que respaldan al presidente Viktor Yanukovich podrían presionarlos para que cambiaran de lealtad.
Pero los resentimientos son tan profundos que no está claro si se ha abierto una caja de Pandora. La indignación creciente de ambos bandos ha provocado temores de que esta nación de 46 millones de habitantes en el centro de Europa pueda sumirse cada vez más en una violencia que presagie una división. Mientras la mayoría de la gente en las regiones del oeste de Ucrania se opone a Yanukovich, sigue disfrutando de firme apoyo en el este y sur, donde la mayoría habla ruso y desea estrechos vínculos con Rusia.
Ninguno de los dos bandos parece dispuesto a ceder. La oposición insiste en la renuncia de Yanukovich y elecciones anticipadas, mientras el presidente está dispuesto a luchar hasta el fin.
Los manifestantes radicales dispuestos a enfrentar a la policía se han convertido en una fuerza clave en las últimas semanas. Los manifestantes moderados les llevan alimentos e incluso les preparan las bombas incendiarias. La policía también se ha vuelto más enérgica después que hubo policías muertos. Las protestas comenzaron a fines de noviembre después que Yanukovich se abstuvo de un largamente anticipado acuerdo con la Unión Europea a cambio de un rescate financiero de Rusia.