¿No va a mejorar la situación? Parece que así será. Dos reportes seguidos de debilidad en el sector laboral han provocado dudas sobre los pronósticos de los economistas de un fuerte crecimiento en 2014. La economía mundial ha mostrado nuevamente señales de desaceleración. El sector manufacturero ha perdido impulso. Menos personas comprar viviendas y los mercados bursátiles mundiales se han desplomado en momentos que la ansiedad asola a varias economías emergentes. Y algunas tendencias a largo plazo son igualmente desesperanzadoras.
La Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) pronostica que el crecimiento económico debe aumentar hasta el 2016, para comenzar a debilitarse en 2017. Según la CBO, la economía pronto se estrellará contra un muro demográfico: la gran mayoría de los nacidos en el auge demográfico de la posguerra está a punto de retirarse. Este éxodo del mercado laboral reducirá la cantidad de personas que trabaja en estados Unidos, lo que afectará la capacidad de la economía para acelerar.
Al mismo tiempo, es posible que el gobierno tenga que pedir más prestado, aumentar los impuestos a reducir los gastos para sostener el Seguro Social y el Medicare para esos retirados.
Hace sólo unas semanas, por lo menos las perspectivas a corto plazo eran mucho mejores. Al comienzo de 2014, muchos economistas pronosticaron que el crecimiento llegaría a 3% por primera vez desde 2005. Ese ritmo colocaría a la economía de Estados Unidos cerca de su índice de crecimiento promedio después de la Segunda Guerra Mundial.
Además, la acumulación de empleo desde 2010 debe mejorar el gasto del consumidor. Cada uno de los 7,8 millones de empleos creados desde entonces ofrece ingresos a alguien que antes ganaba poco a nada. Es el equivalente de la “adrenalina” para la economía, dijo Carl Tannenbaum, jefe de economistas de Northern Trust.
Y como 70% de la economía de Estados Unidos depende del gasto del consumidor, un mayor poder de compra impulsaría la contratación y el crecimiento. “Hay una diferencia entre una economía de lento crecimiento que no es satisfactorio y un crecimiento lo suficientemente fuerte como para crear más empleo”, dijo Chris Rupkey, jefe de economistas financieros de Bank of Tokyo-Mitsubishi. “Esa cifra es 3%”.
El exsecretario del Tesoro Larry Summers y Paul Krugman, ganador del Premio Nobel, han sugerido que la economía pudiera estar un estado de crecimiento débil semipermanente. En noviembre, advirtió en un discurso que la economía está atrapada por un “estancamiento secular”, lo que significa un período prolongado de demanda y crecimiento débiles.
Si Estados Unidos no ha entrado en ese período, la CBO pronostica que ocurrirá en los próximos cuatro años, cuando el retiro masivo de la generación de la posguerra comience a presionar el crecimiento.
No hay ejemplos documentados de una economía que haya salido de una crisis financiera y al mismo tiempo haya tenido que hacer frente a los efectos del envejecimiento de la población, dijo Carmen Reinhart, destacada economista de la Universidad de Harvard, quien ha investigado con su colega Ken Rogoff las crisis económicas durante los últimos ocho siglos. “Esto es nuevo”, dijo.
Muchas personas que han soportado lo peor de la desaceleración en Estados Unidos se mantienen ansiosas porque perciben que la recesión ha causado problemas a largo plazo. Algunos negocios se mantienen reacios a contratar personal a pesar de que ahora tienen más ingresos.
Una economía que creciera a un ritmo superior al 3% probablemente facilitaría encontrar empleo a los 3,6 millones de personas que no tienen trabajo desde hace más de seis meses.
La debilidad de la recuperación se debe en parte a los efectos normales duraderos de la crisis financiera, según investigaciones de Reinhart y Rogoff. Sus estudios muestran que la sanación económica completa demora un decenio completo. El mes pasado publicaron un estudio que sugiere que a la economía estadounidense le ido bien en comparación con otros países que ha sufrido crisis similares.
Pero Reinhart ofrece un poco de optimismo: la historia sugiere que economías que parecían destinadas al fracaso total a veces lograr resurgir con fuerza. Los consumidores estadounidenses fueron duramente afectados por el alto precio de la gasolina y el bajo crecimiento en los años 1970. Pero espiral devastadora no llegó a suceder cuando la economía despegó en los años 1980. “Las crisis financieras no duran toda la vida”, dijo Reinhart. “Diez años es mucho tiempo. Pero mucho tiempo no es lo mismo que para siempre”.