Addyi es un medicamento de consumo diario que no puede combinarse con alcohol y ciertos fármacos, lo que probablemente limite su uso. Pero los expertos consideran que dichas restricciones podrían motivar el desarrollo de mejores tratamientos para los problemas sexuales femeninos, después de ser ignorados más de una década por la mayoría de los grandes laboratorios.
Kim Wallen, profesor de psicología en la Universidad de Emory, indicó que Addyi representa un hito histórico que podría abrir las puertas a que más fármacos se enfoquen en el deseo sexual de hombres y mujeres. Mientras que el Viagra y otros medicamentos para disfunciones eréctiles funcionan al aumentar el flujo sanguíneo a los genitales, Addyi actúa sobre sustancias químicas cerebrales relacionadas con el deseo sexual.
“Es la primera ocasión en que un medicamento, ya sea para hombres o mujeres, ha sido aprobado estrictamente para aumentar el apetito sexual”, dice Wallen. “Eso legitima a muchos otros medicamentos que están en desarrollo”.
Los tratamientos para los problemas de libido en mujeres son una oportunidad económica sin explotar para los laboratorios. Los analistas calculan que el mercado podría superar los 2.000 millones de dólares, según los cálculos académicos de que entre cinco y nueve millones de mujeres estadounidenses sufren de trastornos del deseo sexual.
Pero en años recientes el tema no ha sido una prioridad de investigación para los laboratorios. A principios de la década de 1990, Pfizer, Bayer y Procter & Gamble estudiaron, y luego descartaron, medicamentos que atendieran la libido femenina.
El mismo Addyi fue desarrollado por el conglomerado alemán Boehringer Ingelheim, y luego vendido a Sprout Pharmaceuticals después de que la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) rechazara el fármaco debido a su efectividad deslucida y efectos secundarios como náusea, fatiga y mareo. Cuatro años tardó Sprout para que la FDA aprobara el Addyi.
La doctora Lisa Dabney comentó que varias pacientes le han preguntado por Addyi, pero suelen perder interés cuando ella explica que no pueden ingerir alcohol mientras toman el fármaco.
Aun así, algunas mujeres le atribuyen al medicamento el haber salvado su relación.
“Me regresó a cuando era coqueta y juguetona”, dice Amanda Parrish, de 52 años de Nashville, quien llevaba tres años de matrimonio cuando cayó en la cuenta que evitaba las relaciones sexuales con su esposo.