El riesgo de una guerra regional existe, dijo en entrevista con el diario francés Le Figaro que este martes la publica en su edición impresa. Precisó que en caso de un ataque a instalaciones militares y de gobierno de su país, no se debe de hablar sólo de la respuesta de Damasco, sino de lo que generaría. Nadie puede saber que sucedería, adelantó.
Todo el mundo perderá el control de la situación luego de que el barril de pólvora explote. El caos y el extremismo se extenderán. El riesgo de una guerra regional existe, indicó. El mandatario sirio habló mientras transcurre el compás de espera para un ataque a posiciones de gobierno y militares sirias, luego de que el presidente estadunidense Barack Obama anunció que esperará el apoyo del Congreso a esa incursión militar al país árabe.
Sobre la posición de Francia, cuyo gobierno se ha pronunciado de manera abierta en atacar a Siria y la víspera aseguró que tiene pruebas del uso de armas químicas por parte de Siria, el mandatario precisó que el pueblo francés no es su enemigo.
Pero la política de su Estado es hostil al pueblo sirio, y en esa medida, el Estado francés será nuestro enemigo, posición que cambiará cuando cambie esa política, que tendrá repercusiones negativas para los intereses franceses, adelantó.
Bashar al-Assad se encuentra al borde de un ataque que encabezaría Estados Unidos si el Congreso lo apoya, por las acusaciones de que su ejército bombardeó con armas químicas un suburbio rebelde del oriente de Damasco el 21 de agosto. Al respecto indicó que quien acuse debe de dar pruebas, y tanto el presidente Obama como el francés François Hollande no han sido capaces de entregar una sola.
Se preguntó, poniéndose en un casi hipotético, como sería posible que el ejército sirio empleara esas armas en una zona donde sus efectivos operan, y donde los soldados han sido afectados por esas armas, como lo comprobaron los inspectores de Naciones Unidas.