El comunicado señaló que no habrá conversaciones con los rebeldes, conocidos como hutíes, a menos que acepten una resolución de Naciones Unidas que les obliga a retirarse de zonas que capturaron y a entregar armas arrebatadas a instituciones del estado.
El presidente, Abed Rabo Mansur Hadi, huyó de Yemen este año y su gobierno se encuentra ahora en Arabia Saudí, que lidera una coalición respaldada por Estados Unidos que ha lanzado ataques aéreos contra los rebeldes, apoyados a su vez por Irán, desde el pasado marzo.
El conflicto en Yemen enfrenta a un puñado de fuerzas contra los rebeldes hutíes, aliados con miembros de las fuerzas de seguridad yemeníes leales al expresidente Ali Abdulá Salé.
Al menos 14 personas murieron y otras 27 resultaron heridas el sábado en intensos combates en la tercera ciudad más grande del país, Taiz, donde los rebeldes intentaban retomar una montaña cercana y otras posiciones.
En el conflicto han muerto más de 4.000 personas, y el país más pobre del mundo árabe ha quedado sumido en una crisis humanitaria y al borde de la hambruna.
Varios intentos previos de que ambas partes trabajen por poner fin al conflicto han fracasado, y ha resultado casi imposible coordinar una tregua humanitaria para entregar ayuda humanitaria que se necesita con urgencia.