Por Isaí Flores López. Corresponsal
Tuxtla Gutiérrez, 4 Oct (Notimex).- Para los investigadores, la conservación del quetzal, un ave colorida, grande, exótica, rara y emblemática de Chiapas, que algunas culturas consideran como deidad, representa un reto por lo que desde 1983 realizan estudios del caso.
El primer compromiso es estudiar los lugares de esta entidad donde está presente la especie, aspecto en el que varios investigadores ya participan, algunos con tecnologías avanzadas, otros con cuestiones de conducta, o con sistemas de reproducción en libertad y en cautiverio.
En entrevista para Notimex, Gerardo de Jesús Cartas Heredia, curador general de exhibición de fauna silvestre del Zoológico Miguel Álvarez del Toro, indicó que esta especie habita a sólo mil 800 metros sobre el nivel del mar en su periodo de reproducción.
Luego se desplaza hasta prácticamente a nivel del mar, es un ave que tiene mucho movimiento, agregó.
El biólogo explicó que el quetzal se reproduce básicamente en troncos podridos porque no tiene la fortaleza física del pico como para hacer un hoyo en la madera yo hace arañando con las patas, por lo que se requiere que estén blandos.
El nido ha de tener unos 80 centímetros, dos veces más grandes que el animal, subrayó el también funcionario de la Secretaría del Medio Ambiente e Historia Natural.
El reto, anotó, es proteger el área donde habita, por lo que se pidió el resguardo de la Reserva de la Biosfera El Triunfo, enfocada a la conservación del quetzal y se apostó a la sobrevivencia de la especie.
La primera quedó muy pequeña, de tan solo mil hectáreas, pero creció hacia la protección de 180 mil hectáreas, y se vieron otras opciones al decretar la Reserva de la Biosfera La Frailescana,
Dicha zona es un área continua a El Triunfo, al norte en la conservación de lo que ahora es la Reserva de la Biosfera La Sepultura, al sur la reserva de la biósfera Pico de Loco Paxtal, y finalmente se decretó la reserva El Tacana.
Ahora, precisó Cartas Heredia, toda la región de la Sierra Madre de Chiapas está protegida y de alguna manera está garantizado el hábitat del quetzal, hacia la frontera con Guatemala, Belice, en la región Altos, además de la zona de las Lagunas de Montebello.
Sobre la reproducción del quetzal señaló que es desde enero y para ello se reúnen a varios machos y hembras, que aun cuando son animales muy solitarios están juntos en enero, febrero y parte de marzo, luego se separan en parejas. Los machos jóvenes escogen a su pareja, se juntan y permanecen así de por vida.
Son animales con amistades, se conocen y se unen las mismas parejas, por lo que opinó que las sociedades no sólo las hace el hombre sino también los animales.
Nos ha faltado mucho estudio, por eso no nos hemos dado cuenta, pero ahora sabemos que esta especie se junta antes del periodo reproductivo, se separan y después se vuelven a encontrar, puntualizó el biólogo Cartas Heredia.
La reproducción de esta especie es una vez en el año, normalmente es en abril, pero se puede extender hasta junio y muy pocos animales entran hasta julio, pues todo el grupo de quetzal se reproduce al mismo tiempo y tienen dos polluelos por ejemplar, comentó.
Para el biólogo Cartas Heredia ver volar a esta especie es espectacular porque resalta el colorido de su cola, que en el caso de Chiapas es el moshino, desde el sur de México hasta Costa Rica.
Esta especie se alimenta sobre todo de frutas, proteína animal, es cazador de insectos grandes, pequeños vertebrados y lombrices, entre otros, y se desplaza hasta 10 kilómetros del nido, desde la Reserva de la Biosfera El Triunfo hasta el municipio de Mapastepec.
Tras advertir que el quetzal está en peligro de extinción, manifestó que tenemos que convencernos para protegerlo en las partes bajas de la Costa, Sierra y Soconusco.
Se trata de una especie que tiene muchos depredadores, naturales y sin intervención humana, depredan 80 por ciento de los nidos, de 100 de éstos se rescatan 20, por lo tanto habrá una reproducción de 40 animales por año.
La especie que más lo depreda, sostuvo, es el tucán, al tiempo que reveló que se cree que en territorio chiapaneco existe un promedio de un quetzal por cada ocho hectáreas, hubo una ligera recuperación, antes era un ejemplar porcada 16 hectáreas.
Para combatir esa situación, en el Zoológico Miguel Álvarez del Toro se intensificó la reproducción a fin de reforzar estas poblaciones en algún lado donde se requiera y podría haber liberaciones en algunas zonas sujetas a conservación.
Hoy el zoológico tiene ocho ejemplares, se encuentran en muy buenas condiciones, pero uno de nuestros propósitos es el intercambio de individuos, tanto con Unidades de Manejo de Vida Silvestre local como nacional, tenemos que sumar cada vez más esfuerzos, planteó el especialista.
En este contexto, aseguró que con la investigación para la conservación del quetzal en Chiapas se han mejorado los programas de reproducción en cautiverio y hay interés en mejorar las poblaciones en vida libre.
La conservación de esta ave, expresó, obliga a establecer programas específicos con Belice, Guatemala y estados como Oaxaca, así como un vínculo entre la sociedad y las instituciones de investigación.