Los manifestantes en Soma, en el oeste de Turquía, expresaron de nueva cuenta su enojo por la tragedia ocurrida el pasado martes en la mina de carbono, pero esta vez enfurecidos porque los representantes de Soma Holding se eximieron de responsabilidad.
El desastre se originó con una explosión que llenó de gas de monóxido de carbono los túneles de la mina mientras 787 trabajadores estaban en el interior, de los cuales al menos 284 murieron, 18 siguen desaparecidos, 363 escaparon y 122 sufrieron heridas.
Los inconformes, concentrados en el centro de la ciudad, gritaban consignas contra el gobierno y frases de solidaridad hacia los mineros cuando la policía intervino con gases lacrimógenos y cañones de agua, y los dispersó hacia las calles laterales.
La protesta comenzó poco después de que los representantes de Soma Holding defendieron su actuación ante el desastre y aseguraron que su prioridad había sido salvar vidas, de acuerdo con reportes del diario turco Todays Zaman.
En una conferencia de prensa, los directivos refirieron también que se había producido una inexplicable acumulación de calor en el interior de la mina y que ello parecía haber causado el colapso.
El ministro de Energía, Taner Yildiz, indicó más tarde que el fuego que siguió a la explosión continuaba ardiendo dentro de la mina pero que disminuía, y añadió que en caso de que se compruebe negligencia de alguna persona en la seguridad de la mina sería castigada.
Los familiares de los mineros fallecidos efectuaron las plegarias del viernes en el cementerio de la ciudad donde fueron sepultados