¿Qué sentiría Michelle Obama que algún día la tuvieran que separar de sus hijas? Que tenga ese corazón, que necesitamos una igualdad, dijo Márquez a Notimex desde las escalinatas de la Iglesia Luterana de Washington, aledaña al Capitolio.
Originaria de la comunidad indígena de Cheranástico, Michoacán, la mujer, que tiene una hija que ya es ciudadana estadunidense, ingresó a Estados Unidos sin documentos en 2003 y en la actualidad trabaja en dos iglesias de Chicago, donde canta en el coro y toca la guitarra.
Vestida con el traje purépecha clásico, con flores bordadas de colores, María Márquez decidió viajar porque no quiere seguir viviendo con la incertidumbre de que cualquier día puede ser detenida y separada de su hija. Es triste que un día salga y no vuelva más. No sabemos si vamos a regresar o ya no. La ropa que traigo no es para llamar la atención, sino porque aquí aprendí que hay igualdad, señaló.
Por eso como madre, vengo a pedirle al presidente Barack Obama y a su esposa Michelle que paren las deportaciones, que ya no queremos más separación de familias, enfatizó.
Además de traer su mensaje personal a la familia Obama antes del Día de las Madres, que en Estados Unidos se celebra el segundo domingo de mayo, María planea hacer visitas de persuasión a legisladores demócratas y republicanos para que aprueben una reforma migratoria. A ellos también les pido que Dios les toque el corazón y que hagan algo. Abran su corazón, todos somos iguales, comentó.
La madre purépecha formó parte de un grupo más amplio de madres indocumentadas que viajaron desde Chicago, Los Angeles, Boston y Houston para traer postales con la leyenda Señor Presidente. Use el poder de la pluma. Pare las Deportaciones Ahora.
El grupo pide a Michelle Obama un alivio a las deportaciones similar al otorgado hace dos años bajo el programa de acción diferida (DACA) a los hijos de inmigrantes indocumentados que llegaron a Estados Unidos siendo menores de edad.
Beatriz Jaspeado, una mujer mexicana madre de cuatro hijos originaria del Distrito Federal y quien reside en Los Angeles desde hace 22 años, no puede contener las lágrimas cuando recuerda las dificultades que ha padecido como indocumentada en Estados Unidos. Ya es justo pedirle al presidente que pare las deportaciones. Yo soy una mamá indocumentada. Tengo una hija ciudadana, un hijo residente y una hija que aplicó para DACA o sea que la única en un limbo soy yo, señaló.
Jaspeado decidió emigrar a Estados Unidos cuando enfrentó en México el robo de una de sus hijas. Marqué a mis otros hijos. Los etiqueté con una marca de indocumentado, ahora tengo que quitársela y poder defender mis derechos, contó.
El periplo de las madres formó parte de la campaña El Poder de la Pluma, apoyadas por los grupos Detention Work y Cambio, y se suma a una campaña sin precedentes de movilizaciones, ayunos y actos de desobediencia civil en demanda de una reforma migratoria.
El presidente tiene una amplia gama de opciones legales para tomar medidas administrativas que podrían poner fin a las severas prácticas de deportación que separan familias todos los días, dijo Patricia Montes, del Centro Presente de Boston. Obama debe cancelar el absurdo programa de ´Comunidades Seguras´ y restablecer la confianza entre las comunidades y la policía, manifestó.