Manning, cuyo nombre anterior era Bradley, fue condenada por enviar documentos clasificados al sitio web especializado en filtraciones WikiLeaks. La soldado había pedido someterse terapia hormonal para poder vivir como mujer.
La solicitud fue la primera por parte de un recluso militar transgénero y colocó en un dilema al departamento de Defensa: Cómo tratar a un soldado por un trastorno diagnosticado sin violar la política castrense de larga tradición. Las personas transgénero no están autorizadas a enrolarse en las fuerzas armadas de Estados Unidos y el departamento de Defensa no proporciona esa clase de tratamiento, pero Manning no puede ser dada de baja del servicio porque cumple una condena de cárcel de 35 años.
Algunos funcionarios dijeron en privado que mantener a la soldado en una prisión militar sin posibilidad de recibir tratamiento equivaldría a un castigo cruel e inusual.
El secretario de Defensa, Chuck Hagel, dio el visto bueno al ejército el año pasado para que estudiara la posibilidad de transferirla, trabajando en forma conjunta con la Oficina Federal de Prisiones, que sí proporciona ese tratamiento, dijeron dos funcionarios del Pentágono que hablaron bajo condición de que se respetara su anonimato porque no estaban autorizados a discutir el tema.
“No se ha tomado una decisión de transferir a la soldado Manning a una instalación carcelaria civil, y cualquier decisión de ese tipo, por supuesto, sopesará apropiadamente las necesidades médicas de la soldado con nuestra obligación de asegurar que la soldado Manning permanezca tras las rejas”, dijo el secretario de prensa del Pentágono, el contraalmirante John Kirby.
Las dos agencias apenas están empezando las conversaciones sobre la trasferencia, dijeron los dos funcionarios.