Las protestas se realizaron además en otras 12 ciudades contra las reformas, que buscan fusionar los grandes fondos de pensiones y harían el sistema menos dependiente de financiamiento estatal directo.
Los fondos de pensiones han sido vapuleados por un masivo acuerdo de restructuración de la deuda en el 2012, el envejecimiento de la población y las pocas contribuciones debido al alto desempleo.
Recortadas ya durante años de medidas de austeridad, las pensiones se han convertido en una fuente vital de ingresos para familias desempleadas, en un país con una limitada red de bienestar social en el que la cohabitación de grandes familias es relativamente común.
“La pensiones van a ser reducidas. Los recortes en el sistema de salud son enormes. Estanos en el punto de no tener atención médica, ni medicamentos. No podemos quedarnos con los brazos cruzados”, dijo Yannis Antoniou, jefe de la asociación de pensionistas bancarios, que participaba en la marcha.
“Parece que este gobierno ha decidido no dejar nada en pie. Pero nosotros estamos determinados también a no conformarnos y no aceptarlo”.
Las reformas demandadas por los acreedores en el rescate han empeorado las relaciones entre el partido gobernante de izquierda Syriza, y los sindicatos, que han convocado a una huelga general para el 3 de diciembre, dos días antes de la votación de un presupuesto de austeridad en el Parlamento.
El primer ministro Alexis Tsipras está pasando trabajos para contener la disensión dentro de su propio partido a causa de las medidas de austeridad y ha visto su mayoría parlamentaria caer a apenas tres escaños.
Tsipras, de visita actualmente a Israel y los territorios palestinos, llamó a los líderes de la oposición griega a realizar una reunión de emergencia este fin de semana para busca un consenso sobre la reforma de pensiones.