Una encuesta de salida de la televisión estatal griega está reportando que un partido que se opone al rescate financiero internacional ha ganado las elecciones parlamentarias del domingo, en una histórica victoria para la izquierda en Grecia.
“Perdimos”, reconoció por su parte el ministro de Salud, Makis Voridis en entrevista con la televisora Mega TV. “El resultado de ese resultado todavía no está claro”, agregó Voridis, quien es portavoz parlamentario del saliente partido conservador Nueva Democracia.
No está claro si Syriza tuvo una victoria decisiva ante los conservadores del primer ministro Antonis Samaras para gobernar solo. Para lograr eso, necesitaría mínimo 151 lugares en el Parlamento de 300 asientos.
La encuesta de salida de Nerit TV proyectaba que Syriza habría ganado entre 35,5% y 39,5%, que equivaldría a 146-158 asientos en el Parlamento, en comparación con Nueva Democracia de Samaras, con 23% a 27% de los votos, o 65-75 asientos.
El partido de centro Potami (Río) está batallando por ocupar el tercer lugar ante el grupo de extrema derecha Amanecer Dorado, cuyo liderazgo está en prisión pendiente a ser enjuiciado por dirigir una organización criminal. Ambos tienen en los sondeos entre 6,4% y 8%.
Syriza basó su campaña electoral en la promesa de renegociación del rescate internacional de 240.000 millones de euros al país, y se ha comprometido a revertir muchas de las reformas impulsadas para optar a los préstamos que han mantenido a Grecia a flote financieramente desde 2010.
“Estas elecciones son cruciales para nuestro futuro y para el futuro de nuestros hijos”, dijo Samaras tras depositar su voto en una localidad del sur del país.
Una masa de medios de comunicación rodeó a Tsipras cuando se disponía a votar en Atenas. “¡El tiempo de la izquierda ha llegado!”, coreaba un grupo de jóvenes.
Añadió que votar por Syriza aseguraría que Grecia negociaría “un acuerdo difícil para reincorporarse a Europa en igualdad de condiciones. Soy optimista, este será un día histórico”.
Esta retórica ha renovado los temores sobre la capacidad de Grecia para salir definitivamente de la crisis financiera que arrasó un cuarto de su economía, elevando el desempleo y minando la fortaleza del euro, la moneda que comparten 19 naciones europeas.
Los acreedores de Grecia insisten en que el país debe cumplir con sus compromisos anteriores para seguir recibiendo ayuda, e inversionistas y mercados se han alterado por la retórica contra el rescate. El país podría enfrentar una bancarrota si no se alcanza una solución, aunque la especulación sobre una “Grexit” un juego de palabras en inglés que hace referencia a abandono de Grecia del euro y el potencial colapso de la moneda única ha sido mucho menos intensa que en las últimas elecciones generales de 2012.
La campaña de Samaras se centró en la mejora de la economía, que en el tercer trimestre de 2014 creció por primera vez en seis años. Prometió que, si sale reelegido, reducirá impuestos y advirtió de las consecuencias potencialmente nefastas de incumplir las condiciones del rescate. Sus rivales lo acusan de usar técnicas para atemorizar.
Por su parte, Syriza prometió terminar con la aplastante austeridad que ha imperado en el país y ha llevado a su partido a muchos votantes enfurecidos por la pérdida de nivel de vida y el incesante aumento de impuestos.
El próximo gobierno enfrenta a una serie de tareas de gran calado, la más apremiante concluir las negociaciones con los supervisores del rescate para cobrar 7.200 millones de euros (8.100 millones de dólares) que tendría que haber recibido a finales del año pasado. También deberá negociar algún tipo de alivio para la deuda nacional, que asciende a 320.000 millones de euros, e impulsar el débil crecimiento.