Pareja gay de rusos logra casarse en Argentina

Los dos rusos pudieron concretar en un registro civil de la capital argentina el sueño tan ansiado: casarse. Lo que en Sochi, donde ambos residían hasta hace solo dos meses, era imposible y peligroso.

“Nos queremos, nos conocemos, tenemos muchas cosas en común y queremos que esto sea una unión legal“, dijo a los periodistas un nervioso Alexander con ayuda de una traductora poco antes de ingresar en la sala donde un juez argentino se disponía a unirlos en matrimonio civil.

Eremeev, de 45 años, y Zaytsev, de 37, mantuvieron sus manos enlazadas durante toda la ceremonia en la que los únicos invitados fueron unos pocos miembros de la comunidad homosexual argentina y los periodistas que cubrieron el momento.

Ambos sonrieron de forma contenida y asintieron varias veces con la cabeza al escuchar las palabras del juez José Luis Badur, quien afirmó que “el sentimiento no depende de ninguna ley, depende de la naturaleza”.

Los aplausos entusiastas de los gays argentinos que asesoran a los dos rusos para que soliciten próximamente el estatus de refugiados estallaron en la sala mientras los protagonistas de la historia daban el “sí” en castellano.

Eremeev y Zaytsev vestían sendos chalecos grises sobre el torso desnudo y pantalones del mismo color hasta un poco debajo de la rodilla, además de cuellos de smoking. Los dos lucían orgullosos un collar con los colores del arcoíris y el celeste y blanco de la bandera argentina y unas flores en los ojales del chaleco con los colores de la bandera rusa: rojo, blanco y azul.

No es la primera vez que homosexuales rusos se casan en Argentina, ni que parejas de esa condición y nacionalidad piden refugio político, aunque sí que es la primera vez que quienes lo hacen lo reconocen públicamente, indicó Alex Freyre, militante por los derechos de los gays y ex secretario de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans. Freyre y su marido José María Di Bello fueron los protagonistas en diciembre de 2009 del primer casamiento de homosexuales en Argentina y América latina.

Cuando la pareja de rusos abandonó hace dos meses la ciudad que fue sede de los últimos juegos olímpicos de invierno para venir a este país sudamericano solo avisaron a unos pocos amigos. Quisieron dejar atrás el clima hostil que les impedía darse la mano en la calle y el recrudecimiento de la persecución policial contra los homosexuales.

Los dos se presentarán el viernes o el lunes ante la Comisión Nacional para los Refugiados para solicitar dicho estatus. El organismo tendría que decidir sobre el pedido en unos 20 días, señaló Freyre.

“Si la Argentina nos acepta y nos da la posibilidad de vivir en forma legal, con documentación, queremos dedicarnos a nuestros negocios, queremos ser gente de bien y formar nuestra familia”, proyecto en el que no se descarta intentar la adopción de un niño, afirmó Eremeev.

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