Francisco pronunció la homilía en español al celebrar misa frente a unas 1.600 personas en la Basílica de Santos Pedro y Pablo en el centro de Filadelfia.
El pontífice llegó a la Ciudad del Amor Fraternal el sábado para la última etapa de su visita a Estados Unidos un fin de semana festivo dedicado a celebrar a la familia y dijo inmediatamente que la Iglesia debe valorar más a las mujeres.
El avión que lo trajo desde Nueva York lo dejó en una ciudad de calles cerradas bordeadas de baños portátiles y retenes de policía.
Después de hablar ante el Congreso en Washington y la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde exhortó a los gobernantes del mundo a tomar medidas audaces de ayuda a los migrantes y defensa del ambiente, se prevé que dedicará sus dos días en Filadelfia al común de los católicos.
Desde el aeropuerto, la caravana de autos se dirigió a la Catedral Basílica de Santos Pedro y Pablo para la misa.
En su homilía, Francisco dijo que el futuro de la Iglesia significa valorar la enorme contribución que han hecho y siguen haciendo mujeres, laicos y religiosos a la vida de las comunidades.
“Sabemos que el futuro de la Iglesia, en una sociedad que cambia rápidamente, reclama ya desde ahora una participación de los laicos mucho más activa”, dijo Francisco. “De manera particular, significa valorar la inmensa contribución que las mujeres, laicas y religiosas, han hecho y siguen haciendo a la vida de nuestras comunidades”.
Su elogio de las monjas fue la segunda expresión de agradecimiento en Estados Unidos, y las monjas en la catedral agradecieron el gesto.
“Sentimos un apoyo muy fuerte de él”, dijo la hermana Catherine Darcy, de Merion, Pennsylvania, que estaba entre el medui centenar de Hermanas de la Misericordia en la misa. “Sentimos que reconoce el aporte de las religiosas a la Iglesia en todo el mundo”.
Francisco ha dicho reiteradamente que las mujeres deben tener un papel mayor en el gobierno de la Iglesia, aunque ha rechazado la idea de la ordenación sacerdotal.
Bajo los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, muchos obispos estadounidenses tomaron medidas para reforzar su autoridad, para desagrado de muchos fieles que esperaban tener una voz mayor en la vida católica. Al hablar de esto, Francisco parecía tener la intención de cerrar una de las brechas que ha alejado a muchos de la Iglesia.
Después de la misa, Francisco pronunciará un discurso en el Independence Hall, donde los fundadores de la nación firmaron la Declaración de Independencia y la Constitución. El papa argentino de 78 años utilizará el mismo atril que usó Abraham Lincoln cuando pronunció el discurso de Gettysburg durante la Guerra Civil.
Francisco será la atracción estelar en el Encuentro Mundial de Familias, una conferencia para 18.000 personas de todo el mundo. Las actividades vespertinas incluyen una vigilia y un concierto en el bulevar Benjamin Franklin, en el que se prevé la actuación de Aretha Franklin, Andrea Bocelli y otros artistas.
El domingo celebrará misa para una multitud estimada en un millón de personas.
Este será su último evento importante en Estados Unidos antes de partir esa noche hacia Roma.
La visita a Filadelfia, preparada durante meses, prácticamente paralizó el centro de la ciudad. Las calles principales estaban cerradas al tráfico y bordeadas de vallas metálicas, bloques de hormigón y cercas altas.
En cada ciudad, Francisco ha sido recibido por una multitud de fieles emocionados que le vitoreaban, a la espera de una oportunidad para ver o tocar al popular líder espiritual. Se espera que en Filadelfia se repita el guión. Las medidas de seguridad sin precedentes para la esperada visita han sido tan fuertes que los organizadores están preocupados porque puedan haber ahuyentado a los asistentes.
“Tiene una personalidad magnética que no solo atrae a los católicos, sino a multitudes universales. No tiene un guión. Es fácil identificarse con él. Su corazón, en sí mismo, puede verse reflejado en su mensaje”, dijo Filipina Opena, una católica de 46 de LaMirada, en California, mientras grupos organizados y familias visitan los lugares históricos de Filadelfia tomando fotos antes de la llegada del pontífice. “La gente siente que es sincero y genuino. Cuanta más gente lo escucha, cuanta más gente lo ve, todos lo entienden y se dan cuenta de ello”.
Como ya hizo en Nueva York y Washington, prestará atención tanto a las élites como a los desfavorecidos, visitando en esta ocasión a presos en la mayor cárcel de Filadelfia. El sábado por la noche, en el bulevar Benjamin Franklin, el corazón cultural de la ciudad, presenciará las actuaciones de Aretha Franklin y otros artistas en un festival para homenajear a las familias. El domingo regresará a ese mismo lugar para oficiar la misa, su último gran acto antes de partir a Roma por la noche.
“Probablemente no serán los políticos los que recuerden su mensaje sino los niños”, dijo Liza Stephens, una madre de 48 años de Sacramento, California, que viajó a Filadelfia con sus dos hijas de 10 y 12 años. Las tres pasaron tiempo como voluntarias empaquetando comida para África, entre otras actividades del Encuentro Mundial de Familias.