Ciudad del Vaticano, 9 Ene (Notimex).- El Papa urgió hoy a todas las partes a cumplir gestos valientes para consolidar la paz en Colombia y Venezuela, en su discurso de inicio de año a diplomáticos en el cual también condenó el terrorismo y deploró los ejercicios nucleares de Corea del Norte.
Ante los embajadores de los países que mantienen relaciones institucionales con la Santa Sede (actualmente suman 182), en la Sala Regia del Palacio Apostólico Vaticano, pasó revista a los principales conflictos del mundo y clamó por soluciones pacíficas.
Entre otras cosas se dijo esperanzado por los esfuerzos activos por alcanzar la paz, destacando el nuevo acercamiento logrado en los últimos dos años por Cuba y Estados Unidos así como el compromiso, llevado a cabo con tenacidad y a pesar de las dificultades por acabar con años de enfrentamiento en Colombia.
Este planteamiento busca fomentar la confianza mutua, mantener caminos de diálogo y hacer hincapié en la necesidad de gestos valientes, que son muy urgentes también en la vecina Venezuela, donde las consecuencias de la crisis política, social y económica, están pesando desde hace tiempo sobre la población civil, precisó.
Más adelante renovó el llamado urgente del Vaticano para que se reanude el diálogo entre israelíes y palestinos, para que se alcance una solución estable y duradera que garantice la convivencia pacífica de dos Estados dentro de fronteras reconocidas internacionalmente.
Ningún conflicto ha de convertirse en un hábito del que parece que nadie se puede librar. Israelíes y palestinos necesitan la paz. Todo el Oriente Medio necesita con urgencia la paz, insistió.
Impulsó a reforzar el compromiso para erradicar el despreciable tráfico de armas así como la continua carrera para producir y distribuir armamento cada vez más sofisticado.
Causan un gran desconcierto las pruebas llevadas a cabo en la Península coreana, que desestabilizan a la región y plantean a la comunidad internacional unos inquietantes interrogantes acerca del riesgo de una nueva carrera de armamentos nucleares, advirtió.
También lamentó la facilidad con la cual se puede acceder al mercado de armas convencionales, incluso las de pequeño calibre, que además de agravar la situación en las zonas de conflicto, produce una sensación muy extendida y generalizada de inseguridad y temor.
Luego el Papa dedicó un pensamiento al pueblo sirio y lanzó un llamamiento a la comunidad internacional a que trabaje, con diligencia, para poner en marcha una seria negociación que ponga definitivamente fin a un conflicto que está provocando un verdadero desastre humanitario.
Alabó la tregua firmada recientemente en ese país y pidió a cada una de las partes implicadas tener como prioridad el respeto al derecho humanitario internacional, asegurando la protección de la población civil y la necesaria ayuda humanitaria.
El líder católico habló de otras zonas calientes, deseó que se cumplan los acuerdos de paz en Libia, animó la reconciliación en Sudán, Sudán del Sur y la República Centroafricana así como en diversas naciones africanas marcadas por tensiones e inestabilidad política y social.
Incluyó en su deseo de reconciliación y diálogo a la República Democrática del Congo, a Myanmar, a Chipre y a Ucrania, donde solicitó seguir buscando con determinación la plena aplicación de los compromisos asumidos por las partes y que le dé una pronta respuesta a una grave situación humanitaria.
Condenó el terrorismo de matriz fundamentalista y lamentó que las religiones sean usadas como pretexto para las cerrazones, marginaciones y violencias. Mencionó los países donde se cometieron atentados en 2016, de Alemania a Nigeria, pasando por Bélgica, Estados Unidos, Francia y Turquía.
Se trata de una locura homicida que usa el nombre de Dios para sembrar muerte, intentando afirmar una voluntad de dominio y de poder. Hago por tanto un llamamiento a todas las autoridades religiosas para que unidos reafirmen con fuerza que nunca se puede matar en nombre de Dios, dijo.
El terrorismo fundamentalista es fruto de una grave miseria espiritual, vinculada también a menudo a una considerable pobreza social. Sólo podrá ser plenamente vencido con la acción común de los líderes religiosos y políticos, abundó.
Indicó que las autoridades civiles deben garantizar el derecho a la libertad religiosa y son responsables de evitar, con políticas sociales que combatan la pobreza, la verificación de condiciones favorables para la propagación de los fundamentalismos.
Consideró prioritaria la protección de los niños, a menudo víctimas de la explotación, del trabajo clandestino y esclavo, de la prostitución o de los abusos de los adultos, de los pandilleros y de los mercaderes de muerte.
Abogó por una verdadera reinserción en la sociedad de los presos y deploró la especulación económica con los alimentos, mientras en el mundo todavía muchas personas aún sufren por causa de una pobreza endémica y el hambre.
Espero que los esfuerzos realizados en los últimos tiempos para abordar el cambio climático cuenten con una cooperación más amplia por parte de todos, ya que la Tierra es nuestra casa común, y es necesario tener en cuenta que las decisiones de cada uno repercuten sobre la vida de todos, ponderó.