En la persona de Su Santidad envío un recuerdo lleno de afecto y respeto a los miembros de la familia del Catolicosado de todos los Armenios, difundida en todo el mundo. Es una gracia especial podernos encontrar aquí, cerca de la tumba del apóstol Pedro y compartir un momento de fraternidad y de oración, añadió el pontífice.
En el encuentro con Karekin II, desarrollado este jueves en el Vaticano, Francisco recordó cómo los lazos entre la Iglesia Apostólica Armenia y la Iglesia de Roma se han consolidado en los últimos años. Lo anterior, gracias a eventos como el viaje de Juan Pablo II a Armenia en 2001, la presencia del Patriarca Supremo en el Vaticano en diversas ocasiones como la visita oficial a Benedicto XVI en 2008 o el inicio del ministerio de Francisco como Obispo de Roma en 2013.
Pero quiero recordar aquí otra celebración densa de significado en la que Vuestra Santidad tomó parte: la Conmemoración de los Testigos de la Fe del siglo XX durante el Gran Jubileo del año 2000.
Según el Papa Francisco, el número de discípulos que han derramado su sangre por Cristo en los trágicos acontecimientos del siglo pasado es ciertamente superior al de los mártires de los primeros siglos y, en este martirologio los hijos de la nación armenia ocupan un lugar de honor.
El misterio de la cruz, tan amado por vuestro pueblo, representado en las espléndidas cruces de piedra que adornan todos los rincones de vuestra tierra, lo han vivido innumerables hijos vuestros como participación directa en el cáliz de la Pasión. Su testimonio, tan alto como trágico, no debe olvidarse, aseveró.
Resaltó que los sufrimientos padecidos por los cristianos en las últimas décadas también han dado una contribución única e inestimable a la causa de la unidad entre los discípulos de Cristo. Como en la Iglesia antigua la sangre de los mártires se convirtió en semilla de nuevos cristianos, así en nuestros días la sangre de muchos cristianos se ha convertido en semilla de unidad, dijo.
Según Francisco, el ecumenismo del sufrimiento y del martirio es un fuerte llamamiento a caminar por la senda de la reconciliación entre las Iglesias, con decisión y confiado abandono en la acción del Espíritu Santo. Sentimos el deber de recorrer esta senda de fraternidad también por la deuda de gratitud que tenemos con el sufrimiento de tantos hermanos nuestros que ha sido salvíficos porqué está unida a la pasión de Cristo, añadió.
El Papa agradeció a Karekin II por su apoyo efectivo al diálogo ecuménico y, en particular, a los trabajos de la Comisión conjunta para el diálogo teológico entre la Iglesia Católica y las Iglesias ortodoxas orientales, así como por la notable aportación teológica en esa sede del Catolicosado de todos los Armenios.
Recemos unos por otros para que el Espíritu Santo nos ilumine y guíe hacia el día, tan deseado, en que podamos compartir la mesa eucarística. Y que interceda por el pueblo armenio, ahora y por siempre, la Toda Santa Madre de Dios, concluyó. Tras el encuentro, el Papa Francisco y Su Santidad Karekin fueron a rezar juntos en la capilla Redemptoris Mater.