El Vaticano difundió este día una carta fechada la víspera y que está dirigida tanto al presidente Nicolás Maduro Moros como a los miembros del gobierno, a los representantes de la Mesa de Unidad Democrática y a los cancilleres del UNASUR.
Con esa misiva el pontífice respondió a otro mensaje enviado el miércoles por Maduro en el cual le invitaba formalmente a unirse de alguna manera al diálogo para la pacificación en Venezuela. A cada uno de ustedes deseo asegurarles, ante todo, mis oraciones, para que el encuentro y el proceso que están iniciando produzcan los frutos deseados de reconciliación nacional y de paz, dones que invocamos de Dios para todo el pueblo venezolano, indicó.
Soy consciente de la inquietud y del dolor vividos por tantas personas y, mientras manifiesto preocupación por cuánto está ocurriendo, renuevo mi afecto por todos los venezolanos, en particular por las víctimas de la violencia y por sus familias, agregó. El pontífice se dijo también plenamente convencido de que la violencia nunca podrá traer paz y bienestar a una nación, ya que ella genera siempre y sólo violencia.
Precisó que, al contrario, por medio del diálogo los venezolanos pueden redescubrir la base común y compartida que conducirá a superar el momento actual de conflicto y polarización que hiere tan profundamente a ese país, para encontrar colaboración. En el texto, el Papa Francisco aseguró que en el respeto y en el reconocimiento de las diferencias existentes entre todas las partes se encierra la clave para el bien común.
Destacó que todos comparten el amor por su país y por su pueblo, como también las graves preocupaciones ligadas a la crisis económica, a la violencia y a la criminalidad. Insistió que todos llevan en el corazón el futuro de sus hijos y el deseo de paz que caracteriza a los venezolanos, tienen en común la fe en Dios y la voluntad de defender la dignidad de la persona humana.
Según el pontífice, es precisamente eso lo que les une y les apremia a emprender el diálogo, en cuya base debe estar una auténtica cultura del encuentro consciente de que la unidad siempre prevalece sobre el conflicto. Por eso invitó a todos a no detenerse en la coyuntura de lo conflictivo, más bien a abrirse los unos a otros para hacerse y ser auténticos constructores de paz.
En el centro de cada diálogo sincero está, ante todo, el reconocimiento y el respeto por el otro. Sobre todo está el heroísmo del perdón y de la misericordia, que nos rescatan del resentimiento, del odio y abren un camino realmente nuevo, señaló.
Se trata de un camino largo y difícil, que requiere paciencia y valentía, pero es el único que puede conducir a la paz y a la justicia. Por el bien de todo el pueblo y por el futuro de sus hijos, les pido que tengan este coraje, apuntó. Concluyó su misiva impartiendo a toda la querida nación venezolana su bendición apostólica e invocando la ayuda del señor.