Papa Francisco invita a fieles a confesarse sin temor

Como parte del curso anual de “fuero interno“, el Papa rechazó que la confesión sea una tortura o un interrogatorio pesado y advirtió a un grupo de confesores que la misericordia no significa tener “manga ancha” con los feligreses.

Ante 500 participantes del curso, el Papa Francisco indicó que “la confesión no debe ser una tortura, sino que todos deberían salir del confesionario con la felicidad en el corazón, con el rostro radiante de esperanza, aunque a veces –lo sabemos– mojado por las lágrimas de la conversión y de la alegría que de ella deriva.”

Insistió que el buen confesor no es el de “mangas largas” ni tampoco el “rígido”, sino el que reza, el que llora, el que sabe que el pecador, ese penitente, es un hombre como él.

“El primero porque le dice al penitente: ‘Ve, no es pecado, no pasa nada’. El otro porque le dice: ‘La ley es esta’. Pero ninguno de los dos considera al penitente un hermano, lo toma de la mano y lo acompaña en su camino de conversión”, apuntó.

Llamó a los confesores a actuar como buenos pastores con las ovejas extraviadas, así los fieles se sentirán animados a confesarse frecuentemente y aprenderán de la mejor manera, con “esa delicadeza de ánimo que tanto bien hace a los corazones (¡incluido el corazón del confesor!)”.

“No implica que se convierta en un interrogatorio pesado, fastidioso o invasivo. Al contrario, debe ser un encuentro liberador y rico de humanidad, a través del cual poder educar a la misericordia, que no excluye, es más, incluye también el justo compromiso de reparar, en lo posible, el mal cometido”, ponderó.

 

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